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lunes, 30 de abril de 2012

sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 28

Resulta sorprendente lo distinta que soy ahora. Es como si hubiera sufrido una transformación. Soy una nueva persona, mucho más abierta de lo que solía ser. Mucho más sincera. Porque he aprendido que si no puedes sincerarte con tus amigos y compañeros, ¿de qué sirve la vida?

Capítulo 27



Durante un momento no consigo moverme. Permanezco en la calle, aturdida, notando el aire, con la vista clavada en el lugar en que ha desaparecido el coche. Aún oigo la voz de Peter, todavía veo su rostro. La forma en que me ha mirado, como si fuera una extraña...

Capítulo 26



De camino a la sala, el pánico se apodera de mí. ¿Qué he hecho? Le he revelado el secreto más íntimo de Peter a una pervertida moral, ansiosa de venganza y vestida de Prada.                                             

Capítulo 25



La obra de Cande se representa en un teatro de Bloomsbury, situado ante un pequeño patio de gravilla que, cuando llego, está repleto de abogados vestidos con trajes caros y la oreja pegada al móvil.
—... un cliente que no está dispuesto a aceptar las condiciones del acuerdo...
—... en especial la cláusula cuatro, coma, sin embargo...

Capítulo 24



Lo que pasa es que no puedo olvidarme.

No consigo olvidarme de Peter ni de nuestra discusión.

Capítulo 23



Cuando veo a Peter a través del cristal, el corazón empieza a latirme con violencia. Él empuja la puerta y entra.

Mientras camina hacia nuestra mesa, siento que me embarga la emoción. Es el hombre del que creía estar enamorada; el que me utilizó. Ahora que la impresión inicial se ha difuminado, el dolor y la humillación amenazan con apoderarse de mí y volverme de gelatina otra vez.

Capítulo 22



A la mañana siguiente amanezco muerta de miedo. Como una niña de cinco años que no quiere ir al colegio. O mejor, como una niña con una terrible resaca.
-Lali: No puedo ir —aseguro cuando dan las ocho y media—. No seré capaz de mirarlos a la cara.

Capítulo 21



—¿Te pasa algo?

Capítulo 20


Durante las dos semanas siguientes nada puede atravesar mi aureola de felicidad. Nada. Voy flotando al trabajo, me siento, me paso el día sonriendo frente al monitor y vuelvo a casa como en una nube. Los sarcásticos comentarios de Paul rebotan en mí como pompas de jabón. Ni siquiera me doy cuenta de que Eugenia me presenta a unos publicistas que están de visita como su secretaria personal. Que digan lo que quieran, porque lo que no saben es que cuando sonrío al ordenador es porque Peter me ha enviado algún correo electrónico gracioso. No tienen ni idea de que la persona para la que trabajan está enamorada de mí. Lali Espósito. La ayudante.

jueves, 26 de abril de 2012

Capítulo 19



Estoy enamorada.

Yo, Lali Espósito, estoy completa y totalmente enamorada.

Capítulo 18



Una vez leí un artículo titulado «Logra que las cosas salgan como deseas» que decía que si un día no acaba siendo como se había planeado, hay que empezar desde el principio y reflejar en una tabla las diferencias entre los objetivos y los resultados, para aprender de los errores.

Muy bien, voy a explicar con toda exactitud lo lejos que ha quedado la jornada de lo que tenía previsto:
·         Objetivo: Aspecto sexy y sofisticado, con un vestido bonito y favorecedor.
-          Resultado: Aspecto de Heidi extraliliputiense con unas horribles mangas abombadas de nailon.
·         Objetivo: Quedar en secreto con Peter.
-          Resultado: Quedar en secreto con Peter y no ir.
·         Objetivo: Tener una fantástica sesión de sexo con Peter en un ambiente romántico.
-          Resultado: Tener muslo de pollo asado con cacahuetes en una manta de picnic.
·         Objetivo global: Euforia.
-          Resultado global: Absoluta tristeza. 

Capítulo 17



«Continuaremos donde lo hemos dejado.» Eso podría significar... O también...
¡Dios mío! Cada vez que me acuerdo me da un vuelco el corazón. No puedo concentrarme en el trabajo ni pensar en otra cosa. «El Día de la Familia es una fiesta de la empresa, no una cita», me repito una y otra vez. Es una celebración estrictamente profesional y no creo que haya ninguna posibilidad de que Peter y yo hagamos algo más que saludarnos como jefe y empleada. Nos daremos la mano, eso es todo.
Pero nunca se sabe lo que puede pasar después.
«Continuaremos donde lo hemos dejado.»
¡Dios mío! ¡Dios mío!

Capítulo 16



De camino a la balsámica velada me siento ligera y alegre. La situación es totalmente distinta de la de ayer. No hay coches lujosos ni restaurantes caros. Todo es más natural, mucho más divertido.

Capítulo 15



Vale, no se lo digas a nadie. No lo cuentes.

Que nadie sepa que anoche tuviste una cita con Peter Lanzani. No es que haya planeado proclamarlo, pero por la mañana tengo la impresión de que se me va a escapar por equivocación. O a lo mejor alguien lo adivina. Seguro que se me nota en la cara, en la ropa, en la forma en que camino. Estoy convencida de que todo lo que hago dice a gritos: «Eh, ¿sabes lo que hice anoche?»      

miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 13 y 14



Jamás había visto a Belén tan horrorizada.

-Belén: ¿Sabe todos tus secretos? —pregunta mirándome como si le hubiera anunciado toda orgullosa que voy a salir con un asesino en serie— ¿Qué narices estás diciendo?
-Lali: Me senté a su lado en un avión y se lo conté todo.

Capítulo 12



Ahora ya no tengo ni ascenso ni novio, se me han hinchado los ojos de tanto llorar y todo el mundo piensa que estoy loca.

-Belén: Estás loca —repite cada diez minutos. Es sábado por la mañana y estamos inmersas en nuestra rutina de batas, café y resaca. O, en mi caso, ruptura— ¿No te das cuenta de que ya lo tenías? Estoy segura de que habrías llevado un anillo en el dedo antes de seis meses —añade mientras se pinta las uñas de los pies de color rosa.

Capítulo 11



Peter Lanzani se va hoy.

Gracias a Dios. Porque la verdad es que ya no aguanto nada más de... él. Si consigo mantener la cabeza agachada, evitarlo hasta las cinco y media de la tarde y salir disparada por la puerta, todo irá bien. La vida volverá a la normalidad y dejaré de sentirme como si a mi radar lo hubiera desviado una fuerza magnética invisible.

Capítulo 10


Cuando salgo de la oficina por la tarde, estoy tan agitada como una de esas bolas de cristal con nieve. Era de lo más feliz siendo un aburrido pueblecito suizo y llega Peter Lanzani, me sacude y ahora tengo copos de nieve en todas partes, que se arremolinan sin saber qué pensar. Y motitas relucientes también. Pedacitos de emoción secreta y brillante.

martes, 24 de abril de 2012

Capítulo 9



Al día siguiente llego al trabajo con un solo propósito: evitar a Peter Lanzani.

Capítulo 8



Mientras camino con Rochi por la calle, una parte de mí está muda de espanto y la otra, a punto de echarse a reír, histérica. En la oficina todo el mundo está dejándose la piel para impresionar al fundador de la empresa mientras yo doy un paseo delante de sus narices para tomarme un capuchino.

Capítulo 7



Durante el resto del día, en la oficina parece flotar una especie de ambiente festivo. Pero yo me quedo sentada, incapaz de creerme lo que ha pasado, y cuando regreso a casa por la tarde, el corazón sigue latiendome con fuerza por lo inverosímil de la situación. Por su completa injusticia. Se suponía que era un extraño. Y lo bueno de los extraños es que se esfuman y nunca los vuelves a ver. No aparecen en tu trabajo ni te preguntan cuánto es nueve por ocho ni de repente son tu supermegajefe.

martes, 17 de abril de 2012

Capítulo 6



Da igual. No pasa nada, porque me van a ascender. Entonces Nev tendrá que tragarse sus chistes sobre mi trabajo y podré devolverle el dinero a mi padre. Los dejaré a todos de piedra; va a ser fantástico.

El lunes por la mañana me despierto inusitadamente enérgica y positiva, y me pongo el conjunto habitual para ir a trabajar, que consiste en vaqueros y una camiseta linda, por ejemplo, una de French Connection. Bueno, para ser sincera, la encontré en una tienda de segunda mano, pero aún conserva la etiqueta. Mientras le deba dinero a mi padre no tengo muchas opciones a la hora de comprarme ropa. Es decir, una nueva vale unas cincuenta libras, y la mía me costó siete cincuenta y está prácticamente nueva.

Capítulo 5



En cuanto me siento en el tren, decido que esta vez va a ser diferente. El otro día estuve viendo un programa de Cindy Blaine en que reunía a hijas y madres que habían pasado mucho tiempo sin verse, y me conmovió tanto que no paré de llorar. Al final, Cindy soltó una charlita sobre lo fácil que es desentenderse de la familia, que nos dio la vida, y que deberíamos valorarla más. De repente sentí que había aprendido la lección.

Así que éstos son mis propósitos para hoy:

Capítulo 4



A la mañana siguiente me despiertan la deslumbrante claridad del sol y un delicioso olor a café.
—Buenas —saluda la voz de Pablo desde algún apartado lugar.
-Lali: Buenas —farfullo sin abrir los ojos.
-Pablo: ¿Querés café?
-Lali: Sí, por favor.
Me doy la vuelta y escondo mi dolorida cabeza bajo la almohada para intentar dormir unos minutos más. Suelo conseguirlo con facilidad, pero hoy me preocupa algo. ¿De qué me habré olvidado?

domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 3



La verdad es que esto de volar no me gusta nada.

Ya sé que voy en clase preferente, rodeada de lujo, pero sigo teniendo un nudo en el estómago.

Mientras despegábamos he contado muy despacio con los ojos cerrados, y ha servido. Pero me he quedado sin aire en el trescientos cincuenta. Así que aquí estoy, tomando champán y leyendo un artículo de Cosmo titulado: «Treinta cosas que hacer antes de cumplir treinta años.» Intento con todas mis fuerzas dar la impresión de que soy una relajada ejecutiva de marketing que viaja en clase preferente, pero cualquier ruidillo me sobresalta y la menor vibración me deja sin aliento. Revestida con una falsa calma, saco las instrucciones de seguridad y les echo un vistazo. Salidas de emergencia, posición de seguridad... Si fuese necesario utilizar los chalecos salvavidas, ayude primero a los ancianos y a los niños. ¡Ay, Dios mío!

Capítulo 2



Mientras arrastro los tacones por la explanada del aeropuerto de Glasgow, me siento completamente abatida. A pesar de todo, Doug Hamilton ha sido muy amable. Me ha dicho que estaba seguro de que la mancha se iría y me ha prometido que no le contaría a Paul nada de lo sucedido. Con todo, no ha cambiado de parecer sobre el trato.

sábado, 14 de abril de 2012

Capítulo 1



Claro que tengo secretos.

Por supuesto. Como todo el mundo. Es lo más normal. Y estoy segura de que no son más numerosos que los del resto de la gente. Y no me refiero a cosas trascendentales del tipo: «El presidente tiene la intención de bombardear Japón y sólo Will Smith es capaz de salvar al mundo.» Los míos son normales y corrientes.

Por ejemplo, unos cuantos al azar:

Escoge la siguiente novela!!!!

Chicas como andan??? bueno acá les traigo dos opciones un poco diferentes a lo que venimos leyendo para que elijan, yo no pude decidirme por ninguna así que lo dejo en sus manos, las noves son:

100.000 VISITAS!!!


viernes, 13 de abril de 2012

Capítulo 19


-Gime: Lali, por amor de Dios, si no respiras vas a desmayarte... —murmuró, pasando un brazo por el de su sobrina.
-Lali: Voy a desmayarme —murmuró Lali. Se agarró al brazo de su tía con la otra mano, y la hizo girarse con ella en un intento por llevarla de nuevo hacia la puerta por la que habían entrado— Por favor, tía Gime, no puedo hacer esto. Sé que les dije que sí podría, que había superado lo de Peter, pero mentí.

Capítulo 18



-Emi: Tampoco será nada demasiado fastuoso: doscientos invitados a lo sumo. Lali y Euge me ayudarán a preparar el menú, y Gime hará las fotos, por supuesto.

Aunque habían pasado diez días desde que Gastón y Rochi se casaran y se marcharan a Los Ángeles, Emilia no había dejado de hablar del banquete que iban a celebrar para festejar su unión cuando regresaran. Mientras seguía hablando sin parar, y su marido limpiaba el horno,

Capítulo 17



Lali encontró a su padre en el jardín, de pie junto al estanque, observando el agua. El aire de la mañana estaba empezando a calentarse ahora que el sol estaba más alto en el cielo, y oculto entre las ramas del magnolio que había junto al estanque cantaba algún pájaro.

Su padre no se volvió cuando se acercó, y Lali no estaba segura de si no la había oído, o estaba evitándola. Se quedó allí de pie, en silencio, a unos metros de él, observándolo y pensando de pronto cuánto hacía que no miraba de verdad a su padre. Siempre había sido un hombre grande y fuerte, de anchas espaldas, que de niña le había parecido que pudieran soportar el peso del mundo.

Capítulo 16



Lali entró en la tahona por la puerta trasera, contrayendo el rostro al oír el tintineo de la campanilla sobre su cabeza. En el día a día, no le prestaba ninguna atención, pero en ese momento, considerando que llegaba tarde, el ruido hizo que diera un respingo y rogara porque sus padres no la hubieran oído.

jueves, 12 de abril de 2012

Capítulo 15



Algo intimidada por el lujo del enorme piso en el que vivía Peter, Lali se acercó a los grandes ventanales del salón, desde donde se podía ver el parque Forsyth. La luna llena brillaba sobre las copas de los árboles, y al fondo se veían altos edificios iluminados. La vista debía ser espectacular de día, pensó.

miércoles, 11 de abril de 2012

Capítulo 14



Cada domingo Emilia se pasaba la mayor parte del día cocinando una cena de seis platos para su familia mientras Nicolás veía los deportes metido en su estudio, y desde que habían alcanzado la estatura suficiente para alcanzar a la encimera de la cocina, Euge, Rochi y Lali ayudaban con los preparativos. Aunque el menú variaba, las tradiciones en torno a esa cena del domingo eran muy estrictas: ningún miembro de la familia podía faltar, a menos que fuera por un motivo de fuerza mayor.

Capítulo 13



Frente a ellos había aparecido una mujer en la que Peter reconoció a la de aquella fotografía que había estado viendo con Lali días atrás. Iba vestida con una camisola vaporosa azul oscura, y unos pantalones de seda color marfil. A pesar de lo embarazoso de la situación, Peter no pudo evitar admirar su singular belleza. El cabello castaño oscuro tenía un corte moderno que acentuaba sus elevados pómulos, la nariz tenía un aire aristocrático, y sus ojos morrones los observaban a los dos en ese momento con un brillo malicioso que acompañaba a la sonrisa de sus labios.
-Lali: No... no te esperaba tan pronto —balbució.

AVISO!

Hola chicas como andan?? bueno son las 2:30 a.m. tenía de postear hace como cinco horas cuando la gente normal (no como yo) esta despierta! jaja bueno me distraje un poquito... 

COMO YA SE HABRÁN DADO CUENTA HOY NO HAY NOVE!!...

lunes, 9 de abril de 2012

Capítulo 12



-Gas: Exacto, estaremos bien —farfulló Gastón, besándola en el cuello— Estaremos bien, cariño. Todo va a salir bien...
Rochi lo condujo fuera, al rellano de la escalera, y cerró la puerta tras ellos, dejando a Lali a solas con Peter.
-Lali: Bueno —dijo dejando escapar un suspiro— ¿vas a contarme cómo Gas y vos acabaron juntos?
Peter se encogió de hombros.
-Peter: Supongo que Gastón necesitaba a alguien con quien hablar.
Lali no podía imaginar un par más insólito.
-Lali: No es con ánimo de ofenderte, Peter, pero me temo que a Gastón no le caes muy bien.

Capítulo 11



Peter estaba sentado en la barra, con una jarra de cerveza en la mano, pero no estaba borracho. Todavía, al menos. No eran más que la dos de la madrugada. La noche todavía era joven. No sería el primer hombre que se quedara en un bar hasta que cerraran, pensando en una mujer, y seguramente tampoco sería el último. Estaba visto que para ellos las mujeres nunca dejarían de ser una fuente de frustración, además de unas criaturas incomprensibles. Sin embargo, en ese momento Peter no creía que pudiera haber ninguna mujer sobre la faz de la tierra más difícil de entender y más frustrante que Lali Espósito.

—¿Te importa si me uno a ti?

Capítulo 10



Una mano se posó sobre su hombro en ese momento, haciendo a Lali volverse. Un hombre joven con un pendiente en la oreja, aproximadamente un metro ochenta, y pelo castaño estaba allí de pie.
—¿Bailas?
Lali vaciló. Se suponía que había salido a divertirse, estaba en un club nocturno, y el tipo que quería sacarla a bailar parecía agradable y no estaba mal del todo. ¿Por qué entonces tenía tan poco interés?
-Lali: Em...

Capítulo 9



El sábado por la tarde, cuando hubo acabado su turno y hubieron cerrado la tahona, Lali subió las escaleras al apartamento de su tía. Llevaba todo el día soñando con una noche tranquila. Primero se daría un baño relajante de burbujas con velas aromáticas y una copa de vino blanco, después se pondría su ropa más cómoda, y se pondría a leer la novela de misterio que había empezado hacía dos semanas. Y después, con un poco de suerte, quizá pudiera dormir un poco, en vez de pasarse toda la noche dando vueltas en la cama pensando en Peter. Todavía le ardían las mejillas al recordar lo que le había dicho la noche anterior antes de volver dentro: «yo no te lo he pedido».

domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 8



Relajando las manos, se las metió en los bolsillos y avanzó hacia los tortolitos con paso tranquilo.

-Peter: Bonita noche —dijo.
La pareja se separó sobresaltada, y ella se ocultó detrás de él. A esa distancia más corta, Peter corroboró que el hombre, como había supuesto, era Gastón. Pero, ¿por qué se escondía Lali? Lo último que hubiera esperado de ella era que fuera a comportarse corno un avestruz, ocultando la cabeza bajo tierra. A menos que la preocupara que su novio se enterara de que había estado besando a otro hombre.
-Gas: Sólo estábamos.., tomando un poco de aire fresco —dijo con voz entrecortada.
-Peter: Perdón si interrumpo algo —farfulló.

Capítulo 7




Cuando Lali llegó al callejón que conducía al bloque de la tahona, las rodillas todavía le temblaban, le temblaban de tal modo, que tuvo que pararse y apoyarse en el muro para calmarse y recobrar el aliento.

Peter la había besado... Y ella le había devuelto el beso.

Capítulo 6



En sólo cinco segundos toda la gente empezó a hablar otra vez, los clientes que esperaban a ser atendidos rodearon a Peter, saludándolo, y Emilia se apresuró a salir de detrás del mostrador y, con la habilidad de un jugador de rugby, se abrió paso entre ellos para llegar hasta él.
-Emi: Siéntese, señor Lanzani, por favor —le dijo, tomándolo del brazo y llevándolo a una mesa vacía cerca del mostrador— Gastón le servirá una taza de café.

Capítulo 5



Con un vaso de plástico de café en la mano, Peter se bajó del coche a la mañana siguiente, e inspiró los aromas que salían de la tahona a esas horas tan tempranas. Era obvio que, aunque las luces de la tienda no estaban todavía encendidas, ni el cartel de abierto colgado en la puerta, Nicolás Espósito llevaba ya rato trabajando en su horno.

sábado, 7 de abril de 2012

Capítulo 4



Desde la ventana del salón del apartamento de su tía, en el segundo piso del edificio contiguo a la tahona, Lali vio que estaba aparcando una furgoneta con el logotipo Miller alquiler de muebles y material de oficina. De ella bajó un hombre calvo y fornido vestido con un mono gris, y con una carpeta sujetapapeles en la mano, y entró en el local del primer piso.

Capítulo 3



Peter retiró la mano al ver que la joven se había quedado petrificada, con los ojos abiertos como platos tras las gafas de montura plateada, y las mejillas teñidas de un creciente rubor. Podría haber distendido la situación encogiéndose de hombros y diciéndole algo así como «todos cometemos errores, ha sido sólo un malentendido, lo entiendo», pero le sobrevino un impulso malicioso de hacerla sufrir un poco más. Algo le decía que Lali Espósito era una de esas personas a las que les gustaba tenerlo todo bajo control, y le divertía la idea de pincharla un poquitín para hacerla saltar. Además, se lo merecía después de haberle dicho que era demasiado mayor. «Diablos, demasiado mayor con treinta y dos años!». 

viernes, 6 de abril de 2012

Capítulo 2



Peter se detuvo frente al cartel de se alquila, y escudriñó a través del cristal el local vacío. Tenía las dimensiones perfectas, el precio del alquiler era razonable, y el hecho de que fuera una calle muy transitada y que hubiera un aparcamiento público a dos manzanas de allí eran la guinda del pastel.

Y hablando de pasteles se dijo lanzando una mirada al edificio contiguo, ¡qué aromas emanaban de la tahona de Nicolás Espósito! Antes de que acabara el día, tenía intención de tener la llave y empezar a hacer gestiones para montar el centro de operaciones de la campaña, así que, sin más demora, entró en la tienda.

Capítulo 1



En medio de los relámpagos que iluminaban de forma intermitente el cielo, y el retumbar de los truenos, una manta de fría lluvia de enero caía sobre las calles de Bueno Aires, sobre el cual se alzaba la mansión Crofthaven rompían con furia las olas. No era desde luego una noche para salir de casa, pero cuando Juan Lanzani convocaba a los suyos para una reunión de familia, todos acudían sin falta.

jueves, 5 de abril de 2012

Nueva Nove!!

El escándalo de la cenicienta 


Lali Espósito sólo deseaba que su mujeriego y millonario vecino desapareciera de su vista... porque suponía una distracción demasiado poderosa para una buena chica como ella. Pero Peter Lanzani, uno de los solteros más cotizados de Buenos Aires, tenía otros planes para la bella Lali... Y la mayoría de ellos estaban relacionados con las múltiples maneras en las que un hombre podía hacer feliz a una mujer.

domingo, 1 de abril de 2012

Capítulo Nueve

Al mediodía del día siguiente a San Valentín, cinco horas después de haber despertado sola, Lali estaba sentada en el sofá, cambiando de un canal a otro del televisor. Vestida con un chándal viejo y unos calcetines gordos de lana, se sentía tan desaliñada como estaba. El cielo gris del exterior reflejaba lo que pasaba en su interior.


Había quedado desolada al descubrir que él ya se había ido, pero el sentido común le decía que era lo mejor. Le había ahorrado el bochorno de lo que sin duda se habría convertido en una despedida con lágrimas. Con un suspiro, apagó la tele y se obligó a reconocer la razón de su abyecta tristeza, porque sólo podía haber una explicación de por qué sentía como si le hubieran extirpado el corazón.

Se había enamorado.
-Lali: ¡Argh! —cerró los ojos y dejó caer la cabeza en el respaldo del sofá.
«Fantástico, Lali». Si enamorarse en el momento inoportuno del chico inoportuno fuera una prueba olímpica, ella ganaría la medalla de oro. Su única esperanza era que ese ataque de amor se desvaneciera pronto. Quizá un baño caliente y un poco de chocolate la ayudaran a superarlo.

Oh, sí… eso la ayudaría. «No». En su mente se materializó una imagen de los dos en la bañera y gimió. Y probablemente durante los próximos cincuenta años, cada vez que comiera chocolate pensara en Peter. Suspiró, se puso de pie y fue al cuarto de baño, decidida a echarse agua fría en la cara y despertar de una maldita vez. Tenía que leer un capítulo antes de su clase de esa noche. No había nada como un par de horas de química orgánica para apartarle la mente de Peter y su corazón maltrecho. Se concentraría en la universidad y se olvidaría de él. Era un plan excelente.

Entró en el cuarto de baño, encendió la luz. Luego miró el espejo. Y reculó aterrada. Parecía algo que ni siquiera los cachorros querrían enterrar en el patio. Su pelo era el nido de una rata, salía erizado en todos los ángulos. Tenía los ojos hinchados con manchas de rimel debajo. Piel pálida, con surcos de lágrimas, la nariz roja… cielos. Seguía aterrada cuando sonó el timbre. Los cachorros comenzaron a ladrar con furia y los oyó correr hacia la puerta.
-Lali: Tranquilos —dijo al entrar en el pequeño recibidor.

Como era su costumbre, miró por las ventanillas que flanqueaban la puerta. Y se quedó helada. Durante unos tres segundos.

Luego abrió y miró a Peter en mudo asombro.

Capítulo Ocho



Durante la elegante cena, en el restaurante de cinco tenedores, del Delaford, Lali sintió como si la hubieran dividido en dos. Una parte disfrutaba de la fabulosa comida de siete platos, de la atmósfera romántica, del delicioso champán y de la estimulante conversación con Peter; pero otra parte de ella se encontraba consumida por la incesante cuenta atrás interior mientras su cerebro repetía: «Se va mañana. Es nuestra última noche juntos».

Capítulo Siete



Las siguientes dos semanas pasaron tan rápidamente, que Lali sintió que fue en un parpadeo. El día de San Valentín amaneció brillante y despejado y dedicó la mañana a trabajar en su turno del spa del Delaford y luego en ir a ver a un cliente de camino a casa. Y, mientras tanto, pensó en lo único que había ocupado su cabeza en esas últimas dos semanas.

Capítulo Seis



De pie delante de Peter, sin otra cosa que su mejor sonrisa seductora, vio cómo sus ojos se iluminaban por el deseo, llenándola de poder y satisfacción femeninas. No cabía duda de que a él le gustaba lo que veía. Estaba impaciente por ver qué haría al respecto. Pero en vez de apagar ese infierno que había encendido dentro de ella, no hizo movimiento alguno para tocarla y la miró de arriba abajo. Sintió esa pausada inspección como una caricia. Cuando sus miradas volvieron a encontrarse, él comentó con voz ronca:
-Peter: Eres como un regalo sin desenvolver —le acarició la clavícula— Y ni siquiera es mi cumpleaños.
Antes de que ella pudiera decir algo, sus labios se posaron en los suyos. Con los dedos pulgares le frotó los pezones, un contacto ligero que provocó un gemido y le lanzó una descarga directa de placer hasta el mismo núcleo.
-Peter: Eres hermosa —susurró con voz ronca.