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sábado, 31 de marzo de 2012

Capítulo Cinco



Pensó en ella todo el condenado día.

No había sentido esa clase de expectación por ver a una mujer en mucho tiempo. Y Jamás con esa intensidad. Pero el día finalmente pasó y sólo faltaban cuarenta y cinco minutos para que ella llegara. Salió de la ducha, se pasó una toalla alrededor de las caderas y luego se secó el pelo. Después de afeitarse, se puso un polo azul y sus vaqueros más cómodos. Luego miró en torno al dormitorio. La cama hecha, preservativos en el cajón de la mesilla. Satisfecho, se fue a la sala de estar.

Capítulo Cuatro



-Peter: Ponte cómoda —dijo retirando uno de los taburetes de roble que había ante la encimera de granito verde que separaba la cocina del pequeño comedor diario— Vuelvo enseguida. He de cambiarme la camisa.
-Lali: Perfecto —aceptó ella con una sonrisa. Fue a su dormitorio y después de cerrar la puerta, se apoyó contra el panel de madera y respiró hondo varias veces.

Capítulo Tres



Peter empleó el extremo afilado de la pala para abrir otro saco de tierra. A pesar de la brisa fresca de la última hora de la tarde, la camiseta se le pegaba al cuerpo como una segunda piel. Agus había huido nada más llegar a la casa y echarle un vistazo al patio de atrás.
-Agus: Tengo que estudiar —había afirmado mientras se dirigía hacia la puerta— Tengo un examen el lunes. Buena suerte con esos agujeros. Y con tu vecina —había añadido, guiñándole el ojo.

viernes, 30 de marzo de 2012

Capítulo Dos



En cuanto Lali entró en Dulce Pecado, sus sentidos se vieron inundados de chocolate y a punto estuvo de soltar un gemido de placer. Respiró hondo, llenando su cabeza con el delicioso aroma. Casi podía oír cómo esos dulces entonaban: «Pruébame, pruébame».

Capítulo Uno



Peter Lanzani metió la bolsa, con artículos de mudanza que acababa de comprar, en la parte de atrás de su todo terreno y luego cerró la puerta satisfecho.

-Peter: Una cosa más que puedo tachar de mi lista.
-Agus: ¿Y ahora qué? —preguntó su hermano, sin intentar siquiera contener un bostezo— Espero que algo que involucre una taza de café. De haber sabido que mi ofrecimiento de ayudarte requeriría que me levantara al amanecer, no me habría ofrecido voluntario.
-Peter: Son las diez de la mañana. No podes llamar a eso amanecer.
-Agus: Lo es cuando no te has acostado hasta las cinco de la mañana.
Peter se obligó a no reír entre dientes, ante el tono hosco de su hermano.

jueves, 29 de marzo de 2012

sábado, 24 de marzo de 2012

Epílogo

Peter iba y venía por el salón, pasándose los dedos por el cabello. El médico llevaba más de una hora con Lali. ¿Cuánto rato necesitaba para quitarle el vendaje del hombro y determinar si la herida se había cerrado del todo? Habían vuelto a casa hacía un mes. Sin duda era tiempo más que suficiente para que se curase por completo.

Capítulo 34



Lali contempló a la niña. Intentó respirar, pero era como si la habitación se hubiese quedado sin aire. Su mente registró de inmediato el cabello castaño, los ojos verdes y la edad de la criatura, y entonces la reconoció.

Era la niña que aparecía en su visión.

Capítulo 33



Sólo habían pasado dos días desde que Peter se había marchado a Francia, y Agustín ya sabía que le sería por completo imposible ocuparse de toda la correspondencia de su hermano. Se sentó frente al macizo escritorio de ébano de Peter y soltó un quejido al ver el creciente montón de cartas que se apilaban en el centro. Intentar superar sin contratiempos esa época que Peter y Lali estaban pasando en el continente iba a resultar una tarea de enormes proporciones.

Capítulo 32



Lali despertó poco a poco, tomando conciencia de su entorno gradualmente. Sentía una molestia sorda y constante en el hombro, pero eso representaba una gran mejoría respecto al terrible dolor que le había abrasado al principio esa zona. Aspiró a fondo y un delicioso aroma a sabroso guiso inundó sus fosas nasales. De inmediato experimentó un hambre canina.

Capítulo 31



Peter, arrodillado junto al catre, no despegaba la vista del rostro de Lali. Maldición, permanecía tan inquietante mente inmóvil, tan pálida... Pablo se había marchado hacía casi una hora en busca de un médico y del magistrado. ¿Cuándo demonios regresaría? Echó un vistazo al otro lado de la habitación, donde Rocío dormitaba con Rose entre sus brazos. Estaban agotadas, pero en buen estado. Ojalá hubiese podido decir lo mismo de Lali...

Capítulo 30



Un dolor lacerante recorrió el cuerpo de Lali con tal intensidad que le provocó náuseas. Un líquido tibio le resbaló por la clavícula y percibió el olor metálico de la sangre. Empezó a sentirse mareada.
«La niña —pensó— ¿Estará bien? ¿Habré reaccionado a tiempo?»

viernes, 23 de marzo de 2012

Capítulo 29



Lali tenía que distraer a Benjamín. Y tenía que hacerlo rápidamente.
-Lali: Lo sé todo sobre Pablo —dijo, aliviada de que su voz sonase tranquila.
Benjamín se quedó totalmente inmóvil.
-Benjamín: ¿Quién?

jueves, 22 de marzo de 2012

Capítulo 28



Peter cubrió de una zancada la distancia que los separaba y la agarró por los hombros.
-Peter: ¿Qué ocurre?
-Lali: Nada. Yo...
La sacudió con fuerza.
-Peter: No me mientas. Estás cadavérica. Algo te ha asustado. ¿Qué has visto?

DÍA MUNDIAL LALITER!!!

Capítulo 27



Era imposible hacer caso omiso de esa mujer.

No habría podido dejar de fijarse en ella aunque estuviesen en una gigantesca sala de baile, pero en la estrechez del carruaje lo perturbaba aún más. Todos sus sentidos estaban pendientes de ella. Cada vez que respiraba, el suave aroma a lilas inundaba su olfato.

Capítulo 26



Para Peter el mundo quedó reducido a esas palabras que resonaban en sus oídos. «Sé dónde podemos encontrar a Benjamín»

La sujetó por los hombros.
-Peter: ¿Dónde está?
-Lali: No estoy segura... pero he descubierto a alguien que lo sabe.
-Peter: ¿Cómo? ¿Dónde?

Capítulo 25



A la mañana siguiente, Peter entró en su estudio y se detuvo ante la inoportuna visión de Nicolás arrellanado en un sillón. Maldición, si Nico se proponía retomar el tema donde lo había dejado su familia el día anterior, Peter le propinaría un guantazo. Sentía un fuerte impulso de golpear algo, y a la mínima provocación sin duda ese algo sería Nicolás.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 24



En cuanto Agustín hubo cerrado la puerta del estudio, Peter le espetó:
-Peter: ¿Qué demonios crees que estás haciendo?
-Agus: Cumplir tus órdenes, querido hermano. Has dicho que querías hablar conmigo ahora, así que aquí estoy. Desembucha.
Peter hizo un esfuerzo por mantener una postura despreocupada: la cadera apoyada en el escritorio, las piernas estiradas, los brazos cruzados sobre el pecho. De lo contrario, habría cruzado la habitación en dos zancadas y habría levantado a Agustín por el cuello.
-Peter: ¿Por qué las has traído?

Capítulo 23



Lali cortó unas lilas fragantes de un frondoso arbusto situado en las lindes del jardín de Wesley Manor, la casa solariega de las afueras de Londres que había sido su hogar durante las últimas tres semanas. Intentó concentrarse en su tarea para no hacerse un corte en los dedos, pero le resultaba casi imposible.

Habían pasado tres semanas desde su enfrentamiento con Peter.

martes, 20 de marzo de 2012

Capítulo 22



Él se quedó paralizado durante todo un minuto, incapaz de comprender sus palabras. Al fin recuperó el habla.

Capítulo 21



La visión se coló en el sueño de Lali con el sigilo de un ladrón experimentado.

Las imágenes serpenteaban a través de los oscuros recovecos de su mente, ondulándose como volutas de humo, para luego ponerse fuera de su alcance.

Capítulo 20



Con los párpados bien apretados Lali se aferraba a la barra mientras trataba de asimilar el aluvión de imágenes que se agolpaban en su mente. El hombre que Peter buscaba había estado en ese preciso lugar, unas horas antes. Estaba convencida de ello. Una escena nítida apareció en su imaginación.

lunes, 19 de marzo de 2012

Capítulo 19



Treinta minutos después Lali contemplaba su imagen en el espejo de cuerpo entero. Ni sus propios padres la habrían reconocido.

Capítulo 18



Definitivamente, no le gustó lo que Agus y Nico le contaron.

Un cadáver en su finca. El cadáver de un alguacil de Bow Street.

Capítulo 17



Agustín, Eugenia, Nicolás y la duquesa viuda se encontraban en el vestíbulo de la casa de Peter en Londres, entregando sus chales, abrigos y sombreros a Jasper.
-Euge: ¿Dónde están el duque y la duquesa? —le preguntó al mayordomo una vez que él se hizo cargo de sus prendas exteriores.
-Jasper: En la biblioteca, lady Eugenia. Los anunciaré ahora mismo.
Agustín miró a Jasper alejarse a paso rápido por el pasillo. Éste se detuvo frente a la puerta de la biblioteca y llamó discretamente. Casi un minuto después, volvió a llamar.

domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo 16



Peter despertó poco a poco, y se percató de que unas manos le acariciaban el pecho. Abrió un ojo soñoliento y se vio recompensado con la visión de un seno perfectamente redondeado coronado por un pezón rosado y turgente. Decidió que aquello requería una investigación más a fondo, de modo que abrió el otro ojo y se deleitó con la imagen y el tacto de su esposa desnuda que, sentada a horcajadas sobre su cintura, le deslizaba las manos por el torso.

Capítulo 15



Agustín se encontraba en el salón de Bradford Hall, y aún le resonaba en los oídos la estremecedora noticia que el magistrado acababa de comunicarles. «Tenía la cara destrozada, imposible de identificar, pero saltaba a la vista que era un alguacil. Llevaba la chaqueta roja de Bow Street. Parece tratarse de un robo, pero tendremos que llevar a cabo una investigación. El mozo de cuadra de ustedes se llevó un buen susto al encontrar el cadáver así. Tendremos que notificarlo a su excelencia de inmediato.»

Capítulo 14



Lali despertó poco a poco. Lo primero que notó fue que reinaba la oscuridad dentro del carruaje. Lo siguiente en lo que reparó fue en que estaba tendida cuan larga era sobre los suaves almohadones de terciopelo. Después se dio cuenta de que Peter yacía a su lado, rodeándola con los brazos. Ella estaba parcialmente encima de él, y tenían las piernas entrelazadas. Intentó apartarse, pero él la abrazó con más fuerza, inmovilizándola donde estaba.
-Peter: ¿Adónde vas? —preguntó él con un susurro ronco que le provocó una serie de escalofríos a Lali.
-Lali: Debo de estar aplastándote.
-Peter: En absoluto. De hecho, estoy muy cómodo.

Capítulo 13



La boda se celebró en el salón.

Capítulo 12



Lali acababa de vestirse para bajar a cenar cuando alguien llamó a la puerta de su alcoba.
-Lali: Adelante.
Tía Julia entró envuelta en un maremágnum de plumas oscilantes y en el frufrú de la seda morada de su vestido.
-Julia: Mi querida niña —le dijo con una enorme sonrisa en medio del rechoncho rostro, y le dio un abrazo repleto de plumas— ¿No te lo dije?
-Lali: ¿No me dijiste qué?
Su tía se apartó y la contempló con los ojos muy abiertos.

Capítulo 11



Lali se quedó inmóvil, el asombro personificado. Lo miró fijamente durante un minuto entero, en el silencio más absoluto que él hubiese oído jamás. Con cada segundo que pasaba, el corazón de Peter latía más despacio y más fuerte, hasta que sintió que tenía el pecho a punto de estallar. Finalmente, Lali carraspeó y habló.
-Lali: Debes de estar bromeando.

Capítulo 10



Eugenia descendió por las escaleras poco después del amanecer. Normalmente no se levantaba tan temprano, pero el gorjeo incesante de los pájaros junto a su ventana la había despertado y tenía demasiadas cosas en la cabeza como para volverse a dormir. Un largo y solitario paseo era justo lo que necesitaba para aclararse las ideas. En cuanto salió a la terraza camino de los jardines, oyó una voz a su espalda.

sábado, 17 de marzo de 2012

Capítulo 9



Un trueno retumbó, tan fuerte y tan repentino como un disparo.

Sin aliento y al borde del pánico, Lali llegó a las cuadras poco después de la medianoche. Evidentemente Mortlin se había retirado, pues no lo encontró por ningún sitio. Sin vacilar, recogió la primera silla de montar que vio, gimiendo al levantar tanto peso, y ensilló a Rosamunde. Sólo cuando hubo conducido la yegua al exterior se percató de que le había puesto una silla de caballero. Sin detenerse a pensar por un segundo en lo impropio de sus actos, hizo algo que no había hecho desde que llegara a Inglaterra. Se levantó las faldas hasta los muslos y montó sobre el caballo a horcajadas. Los músculos de las piernas le dolieron, pero hizo caso omiso de la incomodidad.

Hizo girar a Rosamunde en círculo para estudiar los distintos senderos que se adentraban en el bosque. ¿Cuál de ellos la llevaría a Peter? Cerró los ojos y vació su mente, esforzándose por concentrarse. «El de la izquierda. Toma el de la izquierda.» Sin dudarlo, enfiló el camino de la izquierda, escrutando la oscuridad mientras el corazón le latía con fuerza. Rosamunde siguió el sendero de tierra, y Lali continuó concentrándose, evocando la imagen de Peter en su ojo interior. Estaba acercándose..., lo intuía. Pero ¿llegaría a tiempo?

Capítulo 8



No dijeron palabra durante el trayecto de regreso a la casa. Lali iba a lomos de Myst, sentada delante de Peter, que la rodeaba con sus fuertes brazos y la envolvía con el calor que despedía su cuerpo. «¿Estaré enamorándome de él?»

Su mente rechazó inmediatamente esa posibilidad. No. Amar a ese hombre acabaría rompiéndole el corazón. Aunque obviamente él la encontraba lo bastante atractiva como para besarla, no se fiaba de ella ni creía en sus visiones.

Capítulo 7



Lali se dirigió a los establos a la mañana siguiente, muy temprano, ansiosa por salir de la casa después de pasar la noche en blanco tratando de olvidar su perturbador encuentro con el duque. ¿Habría montado éste a caballo finalmente? Ella había permanecido despierta toda la noche, atenta a cualquier sonido que indicase lluvia, pero afortunadamente el tiempo no había empeorado. Esperaba que un poco de aire fresco y un paseo a caballo a paso ligero la ayudasen a desechar sus preocupaciones, por no hablar de la desilusión y el dolor que sintió al darse cuenta de que nunca llegaría a convencerlo de su clarividencia.

Capítulo 6



Peter pasó casi toda la tarde recluido en su estudio, repasando las cuentas de sus propiedades de Cornualles. Por desgracia, su mente no estaba por la labor y confundía una y otra vez las hileras de números, negándose a sumarlos correctamente. Las preguntas se agolpaban en su cerebro. ¿Era posible que el chantajista guardase alguna relación con el francés llamado Benjamín? Quizás el chantajista era el propio Benjamín. Peter casi estaba convencido de ello y, si no se equivocaba, era probable que el tipo estuviese en Inglaterra, en cuyo caso Peter esperaba que su alguacil de Bow Street diese con él. «Ponte en contacto conmigo de nuevo, desgraciado. Tengo ganas de encontrarme contigo. Planeas escribirme de nuevo a Londres después del primero de julio... pero quizá yo te encuentre a ti antes.» Quería zanjar este asunto y acabar con la amenaza que pesaba sobre su familia. Y tenía que descubrir cómo encajaba la señorita Espósito en esa ecuación.

viernes, 16 de marzo de 2012

Capítulo 5


Peter se quedó mirándola. Evidentemente la joven sufría alucinaciones, pero su mirada de horror le heló la sangre en las venas. «Demonios —se dijo— si no voy con cuidado, acabará por convencerme de que hay duendes acechando detrás de todos los árboles.» Trató de retirar la mano delicadamente de entre las suyas, pero ella la apretó con fuerza.

Capítulo 4


Poco antes del amanecer del día siguiente, Lali salió de puntillas de su habitación con una bolsa.

—¿Adónde vas tan temprano, Lali?
Ésta por poco se desmaya del sobresalto.
-Lali: Cielo santo, tía Julia, me has asustado —Le sonrió a la mujer que le había abierto sin reservas su corazón y su hogar— Pensaba dar un paseo por los jardines y hacer algunos bosquejos. ¿Quieres acompañarme?

jueves, 15 de marzo de 2012

Capítulo 3


Lali sintió el cansancio abrumador que a veces la invadía después de sus visiones. Necesitaba sentarse, pero la suspicacia que destilaban los ojos del duque la mantuvo inmovilizada.

-Peter: Quiero que me diga todo lo que sabe sobre mi hermano y por qué asegura que está vivo.

«Dios santo, ¿por qué no me habré quedado callada?», se preguntó Lali, aunque ya conocía la respuesta. Le vino a la mente el rostro de una joven..., la querida amiga a la que nunca volvería a ver... Y todo porque Lali no se había decidido a decirle su visión. Era un error que había jurado no cometer de nuevo.

Capítulo 2

-Lali: ¿O quizá prefiere volver a la fiesta? —añadió ella al ver que él no le contestaba.

Peter reprimió un estremecimiento.
-Peter: Puesto que me he escapado de la fiesta hace sólo un rato, todavía no me muero por regresar.
-Lali: ¿De verdad? ¿Acaso no estaba pasándolo bien?
Peter contempló la posibilidad de responderle con una mentira cortés, pero decidió no hacerlo.
-Peter: Lo cierto es que no. Detesto estas cosas.
-Lali: Pensaba que eso sólo me ocurría a mí.
Él no pudo disimular su asombro. Todas las mujeres que conocía se desvivían por los bailes.
-Peter: ¿No estaba usted disfrutando con la fiesta?
Una expresión sombría asomó a los ojos de Lali, que enseguida bajó la vista.
-Lali: No, me temo que no.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Capítulo 1



Inglaterra, 1816

Juan Pedro Lanzani, observaba a sus invitados desde un recoveco sombrío.

Las parejas daban vueltas sobre la pista de baile: un arco iris de mujeres que lucían joyas y atuendos caros acompañadas por caballeros impecablemente vestidos. Más de doscientos miembros de la alta sociedad se habían reunido en aquella casa, y a Peter le habría bastado con extender el brazo para tocar a una docena de personas.

Pero nunca se había sentido tan solo. Salió de la sombra, cogió una copa de brandy de la bandeja de plata de un criado que pasaba por allí y se la llevó a los labios.

Nueva Novela!


                                                          Una Boda Imprevista

Juan Pedro Lanzani, noveno duque de Bradford, quedó atónito al conocer a aquella misteriosa belleza en el baile de Bradford Hall. ¿Cómo era posible que una mujer tan sencilla, capaz de trepar a un árbol con su vestido de gala para rescatar a un gatito, estuviese al corriente de secretos que podían acarrear la desgracia de su familia y de un peligro que los amenazaba a todos?

¿Quién era esa insolente americana con mirada ingenua pero que sabía demasiado?

Algunos consideraban que Lali Espósito tenía un don. Para ella, sin embargo, sus visiones le conferían la responsabilidad de proteger a los demás del peligro. Juró utilizar sus poderes para proteger a Peter a toda costa, ajena al escepticismo de él y a la fuerte atracción que había nacido entre ambos. Pero nunca imaginó que se casaría de forma precipitada y que su unión se convertiría en el escándalo más delicioso de la alta sociedad londinense.

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Antes que nada quiero pedirles perdón por no subir el argumento ayer! ando un poco cansada y bueno a demás tengo que cuidar a mis primitos Mati de 8 y Gael de 4! :P en cuanto tenga listo el banner de la nove subo el primer capítulo esta bien? 

Novela con toques mágicos, tristes, misterio y acción, y cuando digo acción me refiero a acción, no a "acción" que también habrá jajaja... así que espero que les guste! 

-PIPUlalita: Vaqueros no Baqueros!! jaja cero ortografía yo! mal! jaja y no sos la única que me lo dijo! Mati de 8 años me dijo "Sos tonta! no sabés escribir vaca? vaca no se escribe con B!!" nooooooo que vergüenza!!... Ah! y ya le quite al verificación de los comentarios!
-LOVE M.F: Faty me alegra que te gustaran!! y si necesitas cualquier otra cosa no dudes en pedírmelo! ^-^

Besos a todass! son lo más! :)

martes, 13 de marzo de 2012

Flor Bertotti, Peter Lanzani y Brenda Gandini los nietos de "La Dueña"


La mirada de Mirtha Legrand en la foto deja ver un personaje. Su actitud y su gesto no tiene nada que ver con la estrella que conocemos y así con Sofía Ponte, esa mujer "dura", protagonista de "La Dueña", el unitario que está produciendo Endemol para Telefe.

Sofía está en la foto con sus tres nietos, Amparo (Florencia Bertotti), Eliseo (Peter Lanzani) y Delfina (Brenda Gandini). Los últimos dos son hermanos, hijos de la pareja del heredero de "La Dueña", que interpretará Raúl Taibo y su mujer, Andrea Frigerio.

Y Florencia Bertotti hará de la nieta huérfana de Sofía. Sus padres murieron en un accidente automovilístico que despuerta sospechas y allí estará el personaje de Benjamín Vicuña para desenterrar la trama policial de la miniserie. 

Fuente: Laubfal


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La imagen me encanta!! 
la cara de Peter! me lo como!! jeje 

Capítulo 12


Miércoles, 11:22 P.M.

-Vico: Esta noche has estado impresionante, Peter. Impresionante.

Peter sonrió ampliamente en respuesta al cumplido de Vico cuando Las Águilas volvían al hotel después de infligirles una completa derrota a Los Ángeles. Después de haber ganado con facilidad en Colorado, habían ido en avión a California seguros de ellos mismos, y todos ellos contentos de haber vuelto a coger el ritmo de juego. Incapaz de apartar a Lali de la mente, Peter temía que su falta de concentración dañase al equipo y cayesen víctimas de la trampa implacable de Los Ángeles. Pero había sido al revés.

Gracias a él, el otro equipo no había anotado ni un tanto. Tal vez las fuerzas del universo habían cambiado, y pensar en Lali mientras estaba en la pista de hielo era ahora una buena cosa. Decidió que pensaría en ella otra vez al día siguiente por la noche, y si ganaban en Dallas, entonces empezaría a incluir los pensamientos de Lali en todos sus rituales de calentamiento, por muy doloroso que pudiera ser.

Vico había empezado a ir hacia el ascensor.
-Vico: ¿Venis?
-Peter: Ve tú. Quiero encontrar a alguien para hablarle del agua de mi habitación. No he tenido oportunidad de hacerlo antes del partido.
-Vico: Está bien, nos vemos mañana —bostezó, entrando en el ascensor que tenía las puertas abiertas.
-Peter: Hasta luego.

Peter esperó a que las puertas del ascensor se cerraran antes de acercarse a la recepción del hotel.
-Peter: Me gustaría saber si he tenido algún mensaje —preguntó al duendecillo rubio que llevaba una placa indicando que se llamaba Ana.
-Ana: ¿Cuál es su número de habitación?
-Peter: Oh, claro —negó con la cabeza, avergonzado— Lo siento. Estoy algo cansado. Mi habitación es la 301. Peter Lanzani.
-Ana: Un momento, por favor.
Peter miró al techo mientras Ana lo comprobaba.
-Ana: Lo siento, no tiene mensajes, señor Lanzani.
-Peter: Gracias —dijo abatido. Durante todo el día, en lo único que podía pensar era en si Lali le habría llamado. Ahora ya sabía la respuesta.

Decepcionado fue hacia el ascensor. Necesitaba afrontar los hechos: podía ser que ella nunca le llamara. Sentía lástima de sí mismo. Era duro volver a casa después de un viaje y ver lo excitados que estaban algunos de sus compañeros porque estaban a punto de ver a sus esposas y a sus hijos, o a sus novias. Él llegaba a casa de un viaje y lo único que lo esperaba era leche agriándose en la nevera y mensajes de su madre, que le hacían sentirse culpable, preguntándole por qué no había llamado. Sabía que sólo él era el culpable, pero de todos modos, dolía. Mientras el ascensor lo llevaba al tercer piso, se alegró como siempre de saber que tenía su propia habitación, algo que le hacía mucha ilusión. Ser capitán tenía sus ventajas.

Entró en la habitación y encendió las luces. Lali estaba acostada en su cama, llevando sólo una de sus camisetas y la sonrisa más grande que le había visto nunca.
-Lali: ¿Y bien? —ronroneó ella— ¿Ni siquiera vas a decir hola?
Peter se aflojó el nudo de la corbata.
-Peter: Voy a decir mucho más que hola, campesina. Dame sólo un minuto.

Tiró la americana sobre la silla más cercana y se sentó a los pies de la cama con los ojos clavados en ella. Lali. En su habitación. En Los Ángeles. No se lo podía creer.
-Lali: ¿Sorprendido?
-Peter: Sorprendido es decir poco.
-Lali: ¡Bien! —Los ojos de Lali brillaron como los de un niño excitado— Quería sorprenderte —Se incorporó— ¿Es una sorpresa buena o una sorpresa mala?

Peter extendió una mano, le cogió un mechón del pelo y se lo besó.
-Peter: Una sorpresa buena. La mejor sorpresa del mundo —murmuró él. Todavía no se lo podía creer— ¿Cómo has entrado?
-Lali: Conozco al gerente. Lo único que he tenido que hacer ha sido decirle que era tu novia y que había venido para sorprenderte, y ¡voilà! Aquí estoy.
Los ojos de Peter acariciaron los suyos.
-Peter: ¿Y lo sos?
-Lali: ¿Si soy qué?
-Peter: Mi novia. —Extendió la mano para acariciar la mejilla de Lali. Qué piel tan suave tenía. Suave y cálida y tan tentadora.
-Lali: Me gustaría serlo —dijo con suavidad.
-Peter: A mí también me gustaría —contestó, abrazándola.
-Lali: Estupendo —exclamó ella, acurrucándose en sus brazos. Se preguntaba si él sabía el anhelo que la había llevado hasta allí. No había pasado ni un minuto desde que Mariano le había dado una semana de vacaciones cuando supo lo que quería hacer: quería estar con Peter.

Le tomó la palma de la mano y se la besó.
-Lali: Espero que el estar aquí no rompa tu concentración.
Peter se rió entre dientes.
-Peter: Creo que podré apañármelas. ¿Podrás tú con el hecho de que vivimos en ciudades diferentes?
-Lali: Estoy aquí, ¿verdad?
La besó con suavidad, una y otra vez. Ella jamás se cansaría de sus besos. Jamás en la vida.
-Lali: No podemos quedarnos levantados mucho tiempo, ya sabes —le advirtió ella.
-Peter: ¿Por qué? —preguntó besándola en la garganta.
-Lali: Porque tomamos un vuelo a Dallas mañana por la mañana a primera hora.
-Peter: ¿Tomamos? ¿Nosotros?
-Lali: Mi jefe me ha dado una semana de vacaciones por el trabajo tan bueno que hice durante la tormenta de nieve. Estás unido a mí hasta el lunes, Lanzani.
-Peter: Espero estar unido a vos durante el resto de mi vida —contestó con ternura.
Esas palabras, tan románticas y sinceras, hicieron que los ojos de Lali se llenaran de lágrimas. Por fin entendió que la soledad que la había perseguido durante tanto tiempo provenía de haber estado incompleta. Ahora que finalmente eran de verdad el uno del otro, la soledad había desaparecido, reemplazada por una exquisita plenitud.
—Te amo— murmuraron los dos al mismo tiempo. Sonrieron.
-Lali: Haz el amor conmigo —murmuró ella.
Peter la besó en la punta de la nariz.
-Peter: ¿Al estilo Saskatchewan o al estilo Nebraska?
-Lali: Depende. ¿Cuál es la diferencia?
-Peter: Te la mostraré —dijo con una sonrisa juguetona.

Ya dormirían mañana en el avión.

FIN.


























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Cortita la nove!! pero buenoooo! DON'T WORRY que mañana se viene otra! si? o prefieren que sea hoy??... como ya tuvimos de todo en las anteriores noves, amnesia, baqueros, secuestros, novias histericas y nieve, qué les parece una nove de época?... =D

-angelica diaz: Angi que ansiosa te pusiste eh! jajaja 
-Anónimo: Sara de Italia! que lindo que leas la nove!!! y no te preocupes por la ortografía, yo que sé español tengo menos ortografia que mi primito de 7 años! jaja
-Mary ☮: Que buena idea!... no lo puse en el capitulo! pero supongan que Cande se fue con Lali y está en la habitación continua "disfrutando"(como dice vagomi genia!!) con Vico ok?? :P jaja

GRaciasss  a cada una de ustedes por leer esta nove! ^-^
Besotess
Danii

Capítulo 11



Lunes, 10:30 A. M.

Lali suspiró aliviada cuando observó al gentío apiñado en el vestíbulo del Barchester. Las carreteras estaban abiertas, los trenes funcionaban y la mitad de las pistas de aterrizaje del aeropuerto estaban despejadas y listas para usar. El alivio de los clientes era palpable mientras esperaban impacientes el turno para pagar. Lali estaba ocupada consiguiendo taxis y limusinas para todos los clientes.

Se había pasado la noche sin dormir en la habitación que le había asignado el director, obsesionada por el comportamiento de Peter. Por una parte quería pasar una última noche con él, pero tenía miedo de que pensara que sólo quería sexo. Y la verdad era que ahora quería algo más. Tal vez él también. Estaba ese brindis. Y la había besado cuando estaban fuera, en la nieve. Odiaba el modo en que su mente reunía esos pequeños y delicados detalles, intentando sumarlo todo y hacer como si hubiera algo más entre ellos. Tal vez lo había. Pero tal vez no. ¿Qué importaba? Él le había dicho que no quería que nada lo distrajera del juego, ¿verdad? Y hoy se iba de la ciudad.

—Hola.
El profundo timbre de la voz de Peter, siempre hacía que se sintiera débil, y ahora no era ninguna excepción. Las Águilas habían bajado al vestíbulo y puesto en la larga cola que serpenteaba hacia la caja. Lali no dejaba de asombrarse de lo ruidosos que eran. Su presencia siempre parecía dominar el lugar donde estaban sin importar dónde fuese.
-Lali: Hola Peter —contestó, dándose cuenta de que Peter tenía cara de sueño— Pareces cansado.
-Peter: No he dormido bien esta noche.
-Lali: Yo tampoco.
Peter apartó la mirada con rapidez. No quiere oírlo, pensó Lali.
-Lali: ¿Necesitas que llame algunos taxis o algo así? —dijo tratando de que la voz no le temblara. Él se estaba despidiendo. Podía sentirlo.
-Peter: No, ya está todo arreglado —se metió las manos hasta el final de los bolsillos delanteros de los vaqueros— Uh, escucha —Sacó una hoja de papel doblada y se lo tendió tan rápido que casi se le cayó— Éste es mi itinerario y también he puesto el número de mi casa —dijo con rapidez— Por si acaso te sentis sola alguna vez y queres hablar. O algo por el estilo —añadió apartando la mirada otra vez.
-Lali: Oh —Lali se sonrojó— Está bien —Cogió el papel y lo deslizó discretamente en el bolsillo del pecho de su americana— Gracias.
-Peter: No hay problema —giró los ojos hacia ella con lentitud— Bueno, supongo que te veré el próximo enero.
-Lali: Aquí estaré —dijo con falsa alegría en la voz.
-Peter: Que tengas un buen año.
-Lali: Tú también —se le hizo un nudo en la garganta. Le costaba respirar. Peter no se movió. Cuanto más tiempo estuviera él allí pareciendo como si quisiera decirle algo pero no encontrando las palabras, más posibilidades había de que ella soltara alguna cosa que haría aún más embarazosa la despedida. Vete, imploró ella en silencio.

Finalmente Peter se dio media vuelta como si la hubiera oído y se fue hacia donde estaban esperando sus compañeros, dándole la espalda hasta el último momento, cuando Las Águilas empezaron a salir del hotel. Sólo entonces la miró. Lali, deliberadamente, apartó la mirada. No quería que la viera llorar.

Lunes, 1:15 P.M.

-Maxi: Este fin de semana vos te acostaste con esa recepcionista tan sexy. Admítelo.

Una de las cosas que Peter odiaba cuando estaban en el avión era estar atrapado al lado de Maxi, que nunca sabía cuándo callar. Pero los dos se habían sentado en los mismos asientos —12A y 12B— en cada vuelo de los tres últimos años. De vez en cuando, Maxi era un buen compañero de viaje. Pero era obvio que, el que Lali lo hubiera rechazado unido a que hubiera bailado con Peter en la boda, había herido el orgullo masculino de Maxi. No iba a dejarlo en paz hasta que Peter admitiera algo, cualquier cosa.
-Peter: ¿Y qué si me acosté con ella? —le desafió.
Maxi frunció el ceño.
-Maxi: Pues ya me lo podrías haber dicho en vez de dejarme hacer el burro.
-Peter: Lo haces de todos modos.
-Maxi: Sí, yo también te quiero, hermano —reclinó el asiento— Entonces, ¿lo has hecho?
-Peter: ¿El qué he hecho? —contestó, exasperado.
-Maxi: Acostarte con ella.
-Peter: Tal vez sí, tal vez no.
-Maxi: Yo creo que sí. Al menos eso me pareció cuando anoche bailaban juntos. Había… ¿cómo lo diría?… algo de verdadera química allí.
-Peter: Lo que tú digas.

Peter cerró los ojos, fingiendo querer dormir para que Maxi lo dejara en paz. Entre Lali y él siempre había habido química, desde el mismo momento en que se vieron por primera vez. Fue esa química la que los había llevado a la cama, y fue la química lo que le había hecho hablar con el corazón durante el discurso de la boda. Lali y él «estaban conectados». Lo que le asombraba era que le hubiera llevado tanto tiempo comprenderlo.

Se había pasado la noche dando vueltas, preguntándose qué diablos hacer con esa realidad. Parecía algo inútil intentar que la relación fuera más allá, sobre todo desde que ella le había dicho con toda claridad que no tenía ningún interés en una relación a distancia. Y ahora que no volverían a dormir juntos, la conexión que los había unido al principio ya no existiría. Tal vez era que sólo se imaginaba cosas y la conexión entre ellos no iba más allá de lo sexual. Tal vez lo único que pasaba era que se sentía solo y con claustrofobia y le estaba dando más importancia de la que de verdad tenía. Pero entonces, ¿por qué se había sentido tan reacio a despedirse de ella y tan desgraciado por no oír su voz en todo un año?

Al final decidió dejar la pelota en el tejado de Lali ya que le había dado el itinerario del viaje y el número de su casa. Si ella llamaba, puede que no se estuviera imaginando la conexión. Si no llamaba, bueno, entonces tendría que tratar con ello.

Ahogó un bostezo y reclinó el asiento. Antes pensaba en Lali para relajarse. Imaginaría sus hermosos ojos oscuros, o los vería a ambos entrelazados en una maravillosa sensación de plenitud. Dejó que las imágenes inundaran su mente. Podría ser lo único que volviera a tener de ella.
 
Lunes, 2:55 P.M.

-Pablo: Mariano quiere verte.

A Lali se le cayó el alma a los pies al oír las palabras de Pablo. Había estado contando los minutos que quedaban para acabar el turno y poder irse a casa para dormir en su propia cama. Estaba cansada de trabajar en un horario al que no estaba acostumbrada, cansada de llevar la misma ropa, cansada de estar encerrada en el hotel. Quería recuperar su vida.

Dejándole su puesto a Pablo, se dirigió a la oficina de M. Estaba nerviosa. ¿Y si Mariano había averiguado de alguna manera lo de ella con Peter, que había estado comportándose de manera poco profesional durante tres años? El humor de Lali se ensombreció mientras se preparaba para la posibilidad de que, después de esforzarse durante todo el fin de semana para que los clientes del Barchester bloqueados por la nieve estuviesen lo más cómodos posible, estuvieran a punto de despedirla.

Llamó dos veces a la puerta y entró. Mariano estaba sentado con los pies encima del moderno escritorio y la cabeza ladeada sujetando el teléfono entre el oído y el hombro. Le hizo gestos para que se sentara en el sofá de cuero que había enfrente de él. Lali se sentó intentando reprimir los funestos pensamientos que se le deslizaban por la cabeza.
-Mariano: Lali Espósito —colgó el teléfono con un suspiro de agotamiento— ¿Cómo está?
-Lali: Cansada, señor. ¿Y usted?
-Mariano: Igual. Vaya fin de semana que hemos tenido, ¿eh?
-Lali: Sí.
A Lali el corazón se le subió a la garganta cuando vio que Mariano quitaba los pies de encima del escritorio.
-Mariano: Estoy seguro de que se preguntará por qué le he pedido que viniera.
-Lali: Sí, señor —Aquí viene, pensó, conteniendo el aliento.
-Mariano: Ha hecho un trabajo ejemplar este fin de semana, tanto como recepcionista, como entre bastidores, desde ayudar en la cocina hasta poner esa maldita boda en marcha.
Lali se permitió volver a respirar.
-Mariano: Como muestra de mi gratitud, le doy libre toda esta semana, con paga. Se lo merece.
Lali se quedó momentáneamente sin habla.
-Lali: Pero muchos de los empleados…
-Mariano: También tendrán la semana libre —terminó con suavidad— No se preocupe, sé quién ha estado a la altura de las circunstancias y quién no.
Lali se permitió relajarse.
-Lali: No sé qué decir.
-Mariano: ¿Gracias?
-Lali: Eso se sobreentiende. Gracias —se puso en pie.
-Mariano: Envíeme a Candela, ¿quiere? Ella también ha hecho un trabajo excepcional.
-Lali: Ahora se lo digo. ¿Algo más, señor?
-Mariano: Váyase a casa y descanse, señorita Espósito. La veré aquí el próximo lunes. Ah, y señorita Espósito…
Lali se quedó inmóvil.
-Lali: ¿Sí?
-Mariano: Gracias. Por todo lo que ha hecho.
Lali sofocó un jadeo de alivio.
-Lali: De nada.

Continuará…

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ahí les dejo el penúltimo capítulo! les dije que era cortita la nove... 
creo que a toda nos gustó el discurso de Peter ayer no? ^-^
-Lilibeth: Si tenés razón!! vos dijiste que Lali y Peter eran los padrinos jaja genia! 
-vale: Jajaja tal cual!!! yo también quiero uno igual! :)
-Danú: Te quierooo muchoooo amiga, sos lo más locaaaa! :P
Besos a todas y si hay + de 25 firmas se viene el final!! y después empezamos otra nove!! dale??? :O  

lunes, 12 de marzo de 2012

Capítulo 10



Domingo, 11:00 P.M.

-Cande: Apuesto algo a que ese vestido cuesta más que nuestros dos sueldos juntos.

Lali se rió de la observación de Cande mientras miraba al señor y la señora Gastón Dalmau en su primer baile como marido y mujer. Tan pronto como Lali tuvo el consentimiento de la pareja para seguir adelante con la improvisada boda, había avisado a Jasper, conseguido el permiso de Mariano, buscado y convencido a Cande para que preparara la tarta y notificado a los clientes y al resto del personal que estaban todos invitados a una boda en el salón principal de banquetes del hotel.

Con la excepción de Jasper que llamó Rosa a Rocío varias veces, la ceremonia transcurrió sin ningún problema. Lali fue la madrina de la novia e, irónicamente, Peter fue el padrino del novio. Ahora, media hora después de empezar el banquete, todo el mundo parecía divertirse. Incluso había música porque habían trasladado el piano de cola del bar a la sala de banquetes.

-Lali: Se los ve tan felices —suspiró, viendo bailar a Rocío y a Gastón.
-Cande: Y todo gracias a vos —suspiró también Cande, acabándose la copa de champán— Nugent tendría que estar besándote los pies y yo debería pisártelos. ¿Has intentado alguna vez hornear, enfriar y adornar una tarta nupcial en menos de cinco horas?
-Lali: Pero lo has hecho —indicó— ¿Y acaso no ha valido la pena? —Alzó la copa de champán en dirección a los Dalmau— Míralos. Están entusiasmados.
-Cande: Vamos a no imaginarnos cosas. Él está entusiasmado. A ella se la ve simplemente aliviada —La mirada de Cande fue en dirección a la mesa de las Águilas— Vaya! Las Águilas se ven especialmente lindos.
-Lali: ¿Te referís a todos o a uno en particular? —Cande miró a Lali— Por favor, estuvimos encerradas dos días enteros en el mismo hotel crees que no me di cuenta que te traías algo con alguien?... a demás te ha estado persiguiendo y ayer después de que te dejé en el bar te perdiste durante horas… ah! y has dejado de quejarte sobre tu vida sexual.
-Cande: Bueno está bien! No sos la única que puede tener un lío con un jugador de rugby— ambas rieron.

—¿Me concedes este baile?
Lali se apartó de Cande para mirar a Pablo que, galantemente, le ofrecía el brazo. Radiante de placer, Lali se excusó y se dejó llevar a la pista de baile por su compañero de trabajo. Uno de los tecnólogos de Bangalore tecleaba el marfil con una versión muy particular de At Last.
-Pablo: He oído que este éxito es obra tuya
-Lali: Con una pequeña ayuda de Jasper y Cande.
-Pablo: ¿Quién habría creído que Jasper fuera un hombre de fe? —Negó con la cabeza— Los caminos de Dios son misteriosos.
-Lali: Amén —Los ojos de Lali se desviaron hacia el sitio donde Las Águilas y su séquito estaban sentados. Treinta y cinco en total, sus voces roncas y sus explosiones de risas dominaban el murmullo educado de voces del salón y el sonido del piano. Sus ojos se encontraron con los de Peter durante una fracción de segundo antes de que ambos desviaran la mirada.
Al parecer Pablo lo había notado.
-Pablo: ¿Cuál de esos bárbaros es tu amante? —preguntó
Lali se sonrojó.
-Lali: El que está al final de la derecha de la segunda mesa.
-Pablo: ¿Quieres decir el que viene hacia aquí?

Lali echó un vistazo sobre el hombro de Pablo cuando éste giró en la pista de baile. Pues sí, Peter caminaba a grandes pasos en su dirección. Como siempre, al verlo, la cabeza empezó a darle vueltas. Se lo veía especialmente atractivo esta noche, vestido con americana y corbata.
-Peter: ¿Le importa si le interrumpo? —preguntó educadamente.
Pablo se tomó su tiempo, mirándolo de arriba a abajo, evaluándolo con tanto descaro que Lali habría querido morirse.
-Pablo: Hmmm —respondió con el ceño fruncido— depende.
Peter pareció perplejo.
-Peter: ¿De qué?
-Pablo: De si Pablo decide que es usted lo bastante bueno para esta atractiva señorita.
-Lali: Oh, Dios —gimió.
-Peter: Creo que lo soy —afirmó con audacia.
-Pablo: Vaya, vaya. ¿Y en qué nos basamos para decirlo?
-Peter: En los hechos.
-Pablo: ¿Qué te parece? —le preguntó a Lali— ¿Es lo suficientemente bueno para bailar con el segundo mejor recepcionista de todo Chicago?
Lali estaba tan avergonzada que no le salía la voz.
-Lali: Creo que sí —logró decir con voz estrangulada.
-Pablo: Entonces de acuerdo —liberó a Lali de su abrazo con lentitud— Si vos lo decis. Diviertanse.

-Lali: Dios mío, lo siento —le dijo a Peter en cuanto Pablo quedó fuera del alcance de sus voces— No tenía ni idea de que fuera tan protector.
Peter siguió a Pablo con la mirada.
-Peter: ¿Le has contado lo nuestro?
-Lali: Lo adivinó.
-Peter: Parece que no lo aprueba. Me estaba temiendo que agarrara un repelente contra insectos y me rociara con él.
-Lali: Le preocupa que pierda mi trabajo si el jefe se entera. Pero de todos modos creo que no le gustan mucho los jugadores de rugby.
-Peter: ¿Le has dicho que ya habíamos terminado?
-Lali: No —Tal vez era cosa de su imaginación, pero Lali sintió como si la tristeza los envolviera a los dos. Se obligó a concentrarse en el baile. Fue cuando se dio cuenta de que hacían poco más que balancearse en el mismo sitio. Lali miró a Peter inquisitivamente.
-Lali: No sabes bailar, ¿verdad?
-Peter: La verdad es que no. Supongo que estuve demasiado ocupado en mi juventud para aprender —bromeó.
-Lali: Bueno, pues te balanceas muy bien para ser canadiense.
-Peter: También tú, señorita Pastel de Melocotón de Nebraska de 1988.
-Lali: Estás muy guapo —notó ella con voz queda, alzando la mano para alisar la solapa izquierda.
Los ojos de Peter recorrieron su cuerpo con lentitud.
-Peter: Tú también.

Lali sonrió mentalmente. Puede que fuera una muchacha del campo, pero eso no parecía evitar que Peter todavía la deseara cuando la veía con el uniforme. La excitación la recorrió cuando se lo imaginó ahí mismo, ahora mismo. La mirada de Peter se desvió hacia Gas y Rochi, que se estaban dando de comer el uno al otro un trozo de tarta.
-Peter: Me alegro que por fin se hayan podido casar.
-Lali: Yo también.
-Peter: Aunque no puedo comprender por qué demonios ha querido que yo fuera su padrino.
-Lali: ¿Te ha llegado a dar las gracias?
Peter parecía perplejo.
-Peter: ¿De qué?
-Lali: Del consejo que le diste anoche en el bar. Me dijo que quería agradecértelo.
-Peter: Bueno, no, pero… —estaba completamente confundido— ¿cómo sabes que quería agradecérmelo?
-Lali: ¿Recuerdas cuando ayer por la mañana Rocío se puso a gritarme y tú saliste en mi defensa? —Peter asintió— Pues bien, Gastón asumió que me defendiste porque eras mi novio.
-Peter: Ah. —Le dio la impresión de que Peter la abrazaba un poquito más fuerte— ¿Y vos que le dijiste?
-Lali: Que sos sólo un cliente habitual.
-Peter: Es que lo soy. Técnicamente. Quiero decir, que siempre he sido un cliente, pero hasta ayer por la noche era… algo más.
-Lali: Técnicamente.
-Peter: Exacto.
-Lali: ¿Cuál fue tu consejo?
-Peter: ¿El que le di a Gastón? —Lali asintió— No fue nada.
-Lali: No, dale, decimelo.
Peter puso los ojos en blanco.
-Peter: Él quería que le aconsejara sobre cómo conseguir que Rochi se fuera a la cama con él antes de decir «Sí, quiero».
Lali se puso rígida.
-Lali: ¿Y vos que le dijiste?
-Peter: Le dije que si ella quería esperar hasta la noche de bodas, entonces él debería esperar. Que a las mujeres les gusta que estas cosas sean especiales —Buscó la mirada de ella— ¿Verdad?
-Lali: Verdad.

—¡El discurso! —gritó alguien— ¡El discurso del padrino!
El sonido del piano se desvaneció, sustituido por el tintineo del metal contra el cristal cuando los invitados dieron golpecitos a las copas de champán con los cubiertos.
Peter pareció horrorizado.
-Peter: Deben estar bromeando.
El tintineo se hizo más fuerte.
—¡Discurso! ¡Discurso! ¡Discurso!
-Peter: Mierd&%$ —murmur mientras se alejaba un poco de Lali— Perdóname un minuto mientras me tiro por la ventana que esté más cerca.
-Lali: Puedes hacerlo —le animó. Le dio un apretón en el brazo y volvió a su asiento al lado de Cande. Peter regresó lentamente a la mesa de Las Águilas, el paso despreocupado disimulaba el enorme pánico que crecía dentro de él. Podía enfrentarse sin problemas a los taclees que le hacían, pero ¿hablar en público? Sólo de pensarlo le daban ganas de escaparse. Todos en el salón lo miraban cuando cogió la copa de champán.
-Peter: ¿Qué diablos digo? —le murmuró a Maxi por un lado de la boca.
-Maxi: Haz un montón de chistes sobre la noche de bodas —le aconsejó— Ya sabes, lo que de si el novio está más feliz por la boda o por usar la suite matrimonial, o cosas por el estilo. Les gustará, confía en mí.
-Peter: Idiota —murmuró. Gas y Rochi, radiantes de amor, lo miraban expectantes. Todos lo miraban expectantes. Miró a Lali.
-Lali: Podes hacerlo —articuló ella.
-Peter: Sí, seguro —soltó en voz alta. Los ojos de la gente se clavaron en él, confundidos. Peter respiró profundamente—Relájate —se dijo a sí mismo.

Necesitaba un ritual. Algo que hacer para tener buena suerte. Parpadeó una vez, dos veces, tres veces, el número de equipos de la NHL con los que había jugado hasta ahora. Tosió una vez, poniéndose el puño delante de la boca, que quería decir el número de Copas Stanley que había conseguido. Sólo entonces levantó la copa.
-Peter: Estoy seguro de que todos se unen a mí para desearles lo mejor a Gastón y a Rocío. No los conozco muy bien, así que no sé si han estado juntos mucho tiempo, o si han tenido que luchar con algo más que con el clima para decirse «Sí, quiero» esta noche —Los invitados se rieron apreciativamente— Al final, supongo que no importa cuánto tiempo hace que están juntos. Sé que hay parejas que han estado juntos durante años y todavía son unos desconocidos el uno para el otro. Y también están las parejas que se ven muy poco, pero de algún modo, su conexión es muy profunda —Instintivamente buscó a Lali con los ojos— Lo importante no es la cantidad del tiempo que pasen juntos, sino la calidad. —Alzó aún más la copa— Por Gastón y Rocío, para que todo el tiempo que pasen juntos sea especial.

Continuará...

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Les subo tarde! perdoonn :O 
Haré todo lo posible para que más tarde pueda subir otro capitulo ok??? ^-º

domingo, 11 de marzo de 2012

Capítulo 9



Domingo, 4:30 P.M.

Cande y Lali estaban sentadas en el bar, sacando un poco de tiempo para relajarse. El jefe, Mariano, por fin había reconocido la derrota y le había dado permiso a Cande para emplear algo de la comida destinada a la boda Dalmau, para dar de cenar a los clientes.
-Cande: Déjame ver si lo he entendido bien —siguió, bebiéndose poco a poco su cerveza— Peter y tú decidieron no volverse a enrollar, luego volvieron a enrollarse, luego hablaron de ustedes y averiguaron que son compatibles, y luego te besó mientras estaban los dos lo bastante chiflados para fingir que estaban de paseo en un maravilloso paisaje invernal.
-Lali: Sí.
Can simuló poner un micrófono invisible delante de la boca de Lali.
-Cande: ¿Cómo se siente después de eso, señorita Espósito?
-Lali: Confundida. Confusa. Perpleja.
-Cande: Quizá sos para él algo más que solo sexo.
Lali hizo una mueca.
-Lali: ¡Odio esa expresión!
-Cande: ¡Hey! Quien se pica… —se encogió de hombros y bebió un sorbo de cerveza— Ahora en serio, puede ser que le gustes.
-Lali: Apenas me conoce.
-Cande: Es obvio que le gusta lo que sabe de ti. ¿A ti te gusta él?
-Lali: Sí. —bebió un sorbito de cerveza. Tenía que ser cuidadosa; el alcohol le iba directamente a la cabeza.
-Cande: Entonces averigua su número de teléfono.
-Lali: ¿Para qué? Su vida está en Nueva York y la mía aquí. Además, él ya me dijo que una relación interferiría con su trabajo. No quiero que parezca que me lanzo sobre él.
-Cande: A pesar de que es lo que quieres. ¿Qué pensas vos, Jasper? —llamó al viejo y malhumorado barman— ¿Crees que nuestra muchacha aquí presente tendría que averiguar el número de teléfono de uno de esos muchachos de rugby?
-Lali: ¡Cande! —sintió deseos de matarla.
-Jasper: Depende de cuál sea…
-Cande: El capitán
Lali se cubrió la cara con las manos.
-Lali: Oh, Dios, ayúdame.
-Jasper: ¿Lanzani? —se mostró interesado y empezó a rascarse la papada— Es un buen hombre. Simpático. Divertido. Resistente sobre la cancha. Grandes propinas.
-Lali: Si esas no son las mejores cualidades para un hombre de ensueño, no sé cuáles serán —se burló apartándose las manos de la cara.
-Cande: Aun así yo averiguaría su teléfono —siguió, impertérrita— O dale el tuyo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que nunca te llame? Bueno, de todos modos no lo ves en todo el año.
-Lali: ¡Lo vería el próximo enero!
-Cande: Para entonces ya no te importará si te ha llamado o no —fue la sabia respuesta— ¿Quién sabe? Tal vez para entonces ya tendrás un novio de verdad. El amor actúa de forma misteriosa… si es que actúa.
-Lali: Hablando del amor —dijo, permitiéndose otro pequeñísimo sorbo de cerveza— me sabe mal por Rocío, aunque sea la reina del drama más grande al este de Los Ángeles. Todos esos meses planeando una boda para que venga una ventisca y lo eche todo a perder. Eso tiene que doler.
-Jasper: ¿Alguien pretendía casarse hoy aquí?
Cande soltó un bufido.
-Cande: ¿Bajo qué piedra has estado escondiéndote?
Jasper se encogió de hombros.
-Jasper: No sé si será de ayuda pero soy sacerdote de la Iglesia Episcopal.
Lali lo observó con atención.
-Lali: ¿Sos sacerdote?
-Jasper: Oh sí —dobló el paño de lavar platos que tenía en la mano en un cuadrado perfecto— Aunque no he llevado el alzacuellos o he oficiado nada en años.
Cande parecía impresionada.
-Cande: Vaya, Jasper, sos un hombre misterioso.
-Jasper: No hay ningún misterio en eso. Aún escucho los problemas de la gente y les ofrezco consejo. Solo que ahora no lo hago las veinticuatro horas del día. Y la paga es mejor.
Lali bebió un sorbo de cerveza, apartó el vaso y de un salto bajó del taburete de la barra.
-Cande: ¿Adónde crees que vas? —la llamó Can cuando Lali se dirigió a la puerta.
-Lali: Ya lo verás.

Domingo, 4:45 P.M.

—¿Sí?
Rochi Igarzabal, frustrada futura esposa, observaba con cautela a Lali a través de la rendija abierta de la puerta de la habitación.
-Lali: ¿Puedo pasar? —preguntó, tratando de contener la amplia sonrisa entusiasta que amenazaba con aparecerle en la cara.
-Rochi: Supongo.
Rochi parecía insegura cuando permitió que Lali entrara. La habitación estaba hecha un desastre; era como si la maleta de Rochi hubiera explotado en la entrada, llenando el espacio con ropa, zapatos, artículos de aseo y ropa interior. El novio, Gastón, estaba acostado en la cama deshecha mirando tele, lanzando barritas Skittles al aire y atrapándolas con la boca.
-Lali: Pueden casarse hoy —anunció
Los ojos de Rochi se iluminaron esperanzados.
-Rochi: ¿Qué? ¿El aeropuerto está abierto? Oh, gracias dios mío…
-Lali: No, no es eso, por desgracia. Pero el barman del hotel, Jasper es ministro. Él podría casarlos.
Rochi frunció el ceño.
-Rochi: ¡No quiero que me case ningún ministro de martinis! ¡Quiero que me case el rabino Schnurn!
-Gas: El techo del garaje del rabino Schnurn se ha hundido bajo la nieve esta mañana —intervino el novio desde la cama— Él no va a ir a ninguna parte —Apuntó a la tele con el mando a distancia, la apagó, se levantó de la cama y fue hacia donde estaban ellas. Repítalo, quiero oírlo otra vez —le dijo a Lali.
-Lali: Bien, Gastón, como le acabo de decir a Rocío, si ustedes quieren, nuestro barman puede casarlos en una ceremonia civil. Luego podrían tener una ceremonia religiosa con la familia y los amigos más adelante.
Gas miró a Rochi.
-Gas: ¿Oyes eso, Pookins? ¡Podríamos casarnos y usar la suite nupcial esta noche, tal como habíamos planeado al principio!
Rochi no parecía muy convencida.
-Rochi: No sé.
-Lali: Era sólo una idea. Esta mañana ha dicho que tenía que casarse hoy o se moriría. Cuando he visto la forma de conseguirlo he pensado que usted se alegraría.
-Gas: Yo creo que es una gran idea.
-Rochi: Por supuesto que lo crees —dijo entre dientes— Tu sueño es cualquier acontecimiento en el que no esté mi madre. —Se la veía derrotada— Mis padres estarán tan desilusionados.
-Gas: Ya has oído lo que ha dicho la recepcionista. Siempre podemos tener una ceremonia más formal en otra fecha.
Rochi se dejó caer en los pies de la cama.
-Rochi: No sé —repitió— Una ceremonia civil sin banquete. ¿No es muy deprimente?
-Lali: Aún podría tener un banquete —indicó— Todos los que están en el hotel por la nieve podrían ser los invitados de la boda. ¡Piense lo que les animaría a todos una fiesta! Nuestro cocinero podría hacer la tarta de boda. Podría tener un banquete con tarta y con champán.
-Gas: Suena estupendo —se entusiasmó. Rodeó a su prometida con el brazo— ¿Y qué te parece Ro?
Rochi parecía estresada.
-Rochi: No me atosigues, Gas. Deja de hacerlo —Tenía una expresión ansiosa cuando miró a Lali— ¿Cuándo tengo que decidirme?
-Lali: Pronto —dijo con delicadeza— si quiere que el cocinero tenga tiempo para hacer la tarta.
Rochi empezó a mordisquearse la cutícula del pulgar izquierdo.
-Rochi: Aún así, el «banquete» sería bastante tarde, ¿verdad?
-Lali: Supongo
-Gas: ¿Qué más da? —Bruce se rió— ¡Nadie va a ir a ninguna parte! Creo que deberíamos hacerlo, Ro —Y le murmuró algo al oído que hizo que se ruborizara y soltara unas cuantas risitas.
-Rochi: Tienes razón —dijo radiante. Fue la primera sonrisa que le vio Lali en los dos últimos días.

Continuará...

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Y aca les dejo en último capitulo de la maratón! perdón chicas pero mi mamá me pidio ayudarla en algunas cosas y bueno, no le puedo cancelar como a mi novio o a mis amigos,  yo le dije de que no me molestara y que estaba muy ocupada y ella empezó a decir cosas como que la juventud de hoy y que como los hijos son unos ingratos y no sé que cosas más hasta que llamó a papá que me regañó y me dijo que no le cancelara a mi mamá o si no él me cancelaría el internet. ¡Pueden creerlo!... :( 

Les agradezco por bancarme en esta maratón!... se que algunas son de el otro lado del mundo (Alexia, Sara, Faty, Chari)  y que ya es mui tarde así que graciass son lo más!
-Myprettylanzani: Aya!! te juro que no sé exactamente de que capitulo es la foto! perdoonn :O
-sara: Sarita gracias por aguantar!! te jurooo que vos en exámenes mañana lunes y yo desvelándote...

GRACIAS: VIVU, VAGOMI, CA_TA_BARABARA, ANA CAROL, VALE, LILIBETH y a... ANÓNIMO que es un capo/a que firma cono locoo! ^-^