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lunes, 30 de julio de 2012

Capítulo 18 y 19



Peter subió las escaleras de dos en dos y entró en la habitación, cuya puerta estaba entreabierta. Él apenas se fijó en el dormitorio. Lo único que vio fue la cama doble, con el cabecero de hierro forjado y una colcha de flores de colores.

Todas las células de su cuerpo le apremiaban y siguiendo aquella exigencia, Peter tiró a Lali desde su hombro al colchón. Ella botó un par de veces y se rió aún más de lo que se había reído en el piso de abajo.

—Lali: Estás loco —le dijo, sonriéndole a la luz de la luna que se derramaba en la habitación a través de la ventana.

—Peter: Ya me lo habían dicho —convino él. Plantó una rodilla al borde del colchón y se inclinó hacia ella.
Lali tomó su cara entre las palmas de las manos y lo miró a los ojos, como si quisiera ver todo lo que había dentro de su alma. Y una parte de Peter se preguntó qué sería lo que ella encontraría allí.

Entonces, todas las preguntas filosóficas se desvanecieron, justo en el mismo momento en que su mano se deslizaba bajo la camiseta de Lali. Al primer roce de su piel, él tuvo que tragar saliva, y ella emitió un siseo y cerró los ojos.

—Peter: Necesito tenerte, La —murmuró, y la besó.

—Lali: Necesitamos tenernos el uno al otro —respondió ella, y le robó otro beso mientras él le acariciaba el costado y le tomaba el pecho con la palma de la mano.

—Peter: No llevas sujetador —dijo él, con un suspiro de alivio. Con el dedo gordo y el índice, le pellizcó suavemente el pezón, y ella se arqueó hacia Peter, con la respiración entrecortada.

Tenía una piel mágica.

Él se movió para ponerse a horcajadas sobre su cuerpo, con las rodillas a la altura de sus caderas. La miró fijamente mientras le quitaba la camiseta y la lanzaba por encima del hombro al suelo. Un rayo de luna se extendía sobre la cama, y bañaba a Lali en una estela de luz pálida que hacía que le brillara el cuerpo.

La miró largamente, pero supo que nunca tendría suficiente de ella. Mientras le acariciaba los pechos, ella comenzó a pasarle las palmas de las manos por los antebrazos, y él sintió el más mínimo contacto de su piel como si fuera una cerilla encendida contra la piel.

Peter se agachó para saborearla. Le tomó uno de los pezones con la boca, y después el otro, mordisqueando y lamiendo, jugueteando con la delicada carne de sus senos hasta que Lali se retorció y se encogió bajo él a causa de las sensaciones que le estaba provocando.

Cada movimiento que ella hacía lo inflamaba. Cada suspiro que a ella se le escapaba alimentaba las llamas que lo estaban devorando. Cada caricia hacía que deseara más y más. Con la visión borrosa, su cerebro dejó de funcionar, y su cuerpo tomó el control. Gruñó contra su cuerpo y succionó con fuerza. Lali arqueó la espalda y gruñó también mientras se agarraba a sus hombros.

Mientras continuaba acariciándole los pezones con los labios y la lengua, sentía cómo su deseo se intensificaba más y más. Se deslizó hacia abajo y le bajó la cremallera. Después le quitó los pantalones y las braguitas blancas, y se le aceleró el corazón.

Todo lo que deseaba en el mundo estaba allí, al alcance de sus dedos. Y tenía la intención de disfrutar.

Lali sintió sus ojos en la piel y pensó que iba a convertirse en cenizas bajo aquella mirada ardiente. Pero en vez de eso, su cuerpo se encendió como una exhibición de fuegos artificiales. Él le acarició las piernas desde los tobillos a los muslos, y, ¡oh, Dios! incluso más arriba, tan calientes, tan pesadas, tan ásperas y sensuales que ella no entendía cómo era posible que hubiera vivido durante tanto tiempo sin que Peter la acariciara.

Le hervía la sangre en las venas. Aquélla tenía que ser la razón por la que tenía el cuerpo tan agitado. Ella no era virgen. Había tenido relaciones sexuales antes. Pero nunca habían sido de aquella manera.

Los labios de Peter sustituyeron a sus manos, y Lali sintió el calor de su aliento en la piel mientras él avanzaba por el interior de sus muslos, besándola, mordisqueándola, lamiéndola. Ella se dio cuenta de que estaba jadeando y de que no podía dejar de estremecerse. Y no quería. Lo único que quería era tener más. Más de Peter.

Y en aquel momento, él atrapó el lugar más sensible de todo su cuerpo con la boca.
—Lali: ¡Peter!

Gracias a Dios, él no se detuvo al oír su grito. Ella separó los muslos, clavó los pies en el colchón y levantó las caderas, meciéndose al ritmo que él imponía con los labios. Peter la saboreó íntimamente, enviándole una cascada de chispas por todo el cuerpo. Lali notó que el mundo temblaba a su alrededor.

Parecía que sabía exactamente lo que ella necesitaba. Le levantó más las caderas y mientras ella colgaba en el aire sobre la cama, sin poder hacer nada, él la empujó por el borde de un abismo de placer, lleno de luces de colores tan fuertes que estuvieron a punto de cegarla.

Lali gritó su nombre mientras experimentaba un clímax distinto a ningún otro que hubiera sentido en su vida.
Mientras el último temblor todavía se extendía por el cuerpo de Lali, Peter la dejó, y ella tuvo ganas de llorar por la pérdida. Con los ojos cerrados para saborear mejor la increíble satisfacción que él le había provocado, oyó un plástico rasgarse y después él estaba allí, gloriosamente desnudo, sobre ella, llenándola.

Lali arqueó las caderas y lo aceptó dentro de ella. En cuanto él empujó y ella sintió su longitud en el vientre, sintió otro clímax que la hizo temblar con oleadas de placer y la hizo jadear.

—Peter: Maravillosa —le susurró él en el oído—. Eres maravillosa.

Lali se sentía maravillosa. Lo abrazó y extendió las manos por su espalda para apretarlo más contra su cuerpo, para tenerlo más y más cerca. Colocó las piernas alrededor de su cintura e inclinó las caderas para tomarlo más profundamente, y lo correspondió embestida por embestida mientras disfrutaba del contacto con su cuerpo. El peso de Peter, sólido y firme, la empujaba contra el colchón.

Una y otra vez, él se retiró y volvió a entrar en ella. Aquella dulce fricción se intensificó y Lali se dejó llevar, ansiosa por alcanzar de nuevo la cima del placer. El sonido de la carne contra la carne llenó la habitación y se convirtió en una sinfonía íntima.

Entonces, Peter se inclinó hacia ella y la besó. Con los movimientos sensuales de su lengua, terminó de derribar todas sus defensas y reclamó todo lo que era Lali. Sus respiraciones se entremezclaron hasta que ella no supo dónde empezaba y dónde terminaba su cuerpo, y tampoco le importó.

Lali saboreó su necesidad.

Compartió su avaricia.

Y en aquella ocasión, cuando el mundo se tambaleó a su alrededor y se derrumbó, estuvieron juntos mientras saltaban y caían hacia lo más profundo del abismo.


Peter tenía atrapada a Lali contra el colchón bajo su peso, y hacía que cada respiración fuera una aventura. Pero a ella no le preocupaba. De hecho, adoraba la sensación que le producía tenerlo sobre su cuerpo.

Adoraba el murmullo que todavía vibraba en su organismo. Adoraba cómo hacía que se sintiera cuando la acariciaba. Adoraba acariciarlo y ver en sus ojos su reacción.

Y estaba usando la palabra adorar en demasiadas ocasiones.

Se obligó a controlar la situación. Abrió los ojos y miró ciegamente al techo para intentar dominar todo lo que estaba sintiendo. Sin embargo, no era fácil. La respiración de Peter le acariciaba el oído y los latidos de su corazón seguían el mismo ritmo que los del corazón de Lali. Y ella se preguntó si él tendría también el estómago encogido.

Probablemente no.

Los hombres no pensaban demasiado en las repercusiones del sexo. Los hombres sólo pensaban en conseguir tener relaciones sexuales, y una vez que lo habían logrado, se preocupaban de tenerlas de nuevo. La vida era más simple para aquéllos que llevaban el cromosoma Y en los genes.

Sin embargo, para Lali las cosas se habían complicado.

—Peter: Te estoy aplastando.

—Lali: Sólo un poco.
Tonta. No debería haber dicho eso. Debería haberle dicho que sí la estaba aplastando y que se echara a un lado. Pero ella no quería que se moviera, y, ¿qué significaba aquello? No quería pensarlo.

Al instante, recordó a Camilo advirtiéndole de lo fácilmente que podía verse atrapada en su propia trampa.

Cerró los ojos con fuerza y apartó aquello de la mente. Su trampa había funcionado perfectamente, tal y como ella había planeado. Había conseguido acostarse con él, ¿no? Le había demostrado a Peter que era tan mujer como cualquier otra, y se había asegurado de que perdiera aquella estúpida apuesta con sus hermanos.

Lo había conseguido sin problemas.

Lali tuvo que contener un gruñido. Si todo era tan estupendo, ¿por qué no se sentía con ganas de celebrar nada?
Peter alzó la cabeza y colocado sobre ella, le bloqueó la vista del techo y la obligó a que lo mirara a los ojos. A Lali se le aceleró el corazón.

—Peter: Lali... esto ha sido... asombroso —le dijo él, con una sonrisa.
Oh, sí, había sido asombroso, pensó ella mientras sentía el poder de aquella sonrisa en el alma. Asombroso, abrumador, trascendental. Lali contuvo el gruñido que se le formó en la garganta. No podía poner ninguna esperanza en aquella noche. Aquella noche no era un asunto del corazón.

Ella no estaba enamorada de Peter Lanzani.

No quería estar enamorada de él.

Aquél no era el plan.

Y ella se haría un gran favor si lo tuviera en cuenta.

Intentó hacerlo, y con una sonrisa forzada, le dio una palmadita en la espalda.
—Lali: Entonces, supongo que no soy como uno de tus amigotes, después de todo, ¿no?

Él frunció el ceño y se apoyó sobre los hombros, descargando a Lali de la mayor parte de su peso. Lali habría preferido morirse antes que admitir que echaba de menos el contacto de su cuerpo.

—Peter: ¿Uno de mis amigotes?

—Lali: ¿No te acuerdas? Hace una semana, más o menos, estábamos hablando de la apuesta y tú dijiste que no corrías ningún peligro de perderla estando conmigo.

—Peter: ¿Dije eso? —preguntó él, con el ceño fruncido, y cambió ligeramente de posición.

—Lali: Sí. Lo dijiste. —Él movió una mano y se puso a juguetear con la goma de la trenza de Lali, pero ella se negó a dejarse distraer —Y… —continuó, aunque le falló la voz al notar que la cadera de Peter se movía contra la suya— también dijiste que yo no era una mujer, sino un mecánico.

—Peter: Vaya.
¿Ella le recordaba el momento más humillante de toda su vida, y lo único que a él se le ocurría decir era «vaya»?
Él le desató la trenza y se la deshizo, pero ella intentó concentrarse para seguir con su venganza.

—Lali: ¿No te acuerdas? —le preguntó.

—Peter: Creo que no.

—Lali: Pero lo dijiste —insistió, sin querer hacerle caso al cosquilleo que sintió en el vientre cuando él se colocó de nuevo sobre ella.

—Peter: Si tú lo dices...

—Lali: ¿Si yo lo digo? —lo miró con los ojos muy abiertos, y siguió intentando no prestar atención mientras él extendía su pelo suelto por los hombros y bajaba la cabeza para esconder la cara entre la melena—. En serio, ¿no te acuerdas de habérmelo dicho?
—Peter: Vagamente —respondió él, y se movió de nuevo, en aquella ocasión para regarle la garganta de besos cálidos y húmedos.

—Lali: ¿Vagamente?

—Peter: ¿De verdad quieres hablar ahora? —murmuró él.

—Lali: Peter, estoy intentando decirte que te he llevado a la cama deliberadamente. Te he engañado.
—Peter: ¿De verdad? —respondió él, y le guiñó el ojo—. Pues gracias —dijo. Bajó la cabeza y tomó uno de sus pezones entre los labios.

Ella emitió un siseo mientras experimentaba dardos de calor en el cuerpo. Tuvo que luchar por recuperar la respiración, y cuando lo consiguió, lo empujó suavemente por los hombros.
—Lali: No me estás escuchando.

—Peter: Prefiero besarte —admitió él, mientras levantaba de mala gana la cabeza y la miraba—. Preferiría saborearte de nuevo. ¿Por qué tienes esa repentina necesidad de charlar?

—Lali: ¿Es que no lo entiendes, Peter? —le preguntó, capturando su cara entre las manos—. Te he tendido una trampa. Y tú has caído en ella.

Peter soltó una carcajada que le salió del alma.
—Peter: ¿Y se supone que tengo que sentirlo?

—Lali: Has perdido la apuesta —le recordó ella.

Él frunció el ceño.
—Peter: Oh, sí.

—Lali: Yo quería que perdieras la apuesta.

—Peter: ¿Por qué?

—Lali: Para darte una lección —respondió, y deslizó las manos de sus mejillas a su cuello, por sus hombros, acariciándole los músculos duros y disfrutando de su piel—. Para demostrarte que sólo por el hecho de que sea poco femenina no tengo por qué ser menos mujer.
Él la miró durante un largo instante, y después se rió suavemente.
—Peter: Bueno, pues me lo has demostrado, La. Estoy convencido —le dijo, y sonriendo, le dio un beso rápido y fuerte.

—Lali: ¿Y no estás enfadado?

—Peter: ¿Por qué iba a estarlo? —le preguntó. Con un movimiento ágil, rodó por el colchón y se tumbó de espaldas, colocándosela encima.

—Lali: Has perdido la apuesta.

—Peter: Eso parece.

—Lali: Yo te he engañado.

—Peter: Y has hecho un trabajo excelente, sí.

Ella se sentó a horcajadas y sintió la longitud de su miembro latiendo dentro de ella. Inconscientemente, comenzó a balancear las caderas y sonrió al oír que él respiraba entre dientes. Lo observó, buscando alguna señal de ira en la expresión de su rostro, pero no las halló. Peter no estaba enfadado por haber perdido la apuesta. Ni tampoco estaba enfadado porque ella lo hubiera engañado.

Era insaciable.

—Lali: Pero el dinero, Peter —persistió— Era para ti o para Germán.
Él le cubrió los pechos con las manos y se los acarició, pellizcándole con delicadeza los pezones hasta que consiguió que Lali gimiera y dejara caer la cabeza hacia detrás.

—Peter: ¿Y crees que me importa esa apuesta en éste momento?
Con la respiración entrecortada, ella bajó la cabeza de nuevo y lo miró.

—Lali: ¿No te importa?

—Peter: Nunca lo habría conseguido, La —dijo él, sonriente—. No si estaba contigo, de cualquier modo. Y, demonios, es difícil que a uno le importe perder una apuesta cuando perder es tan divertido.
Lali se encogió de hombros, y el pelo se le deslizó sobre la piel como una seda.

—Lali: Bueno.
Él elevó las caderas y Lali jadeó mientras se alzaba en el aire, como si fuera sobre un mustang salvaje. Salvo que aquello era mucho mejor. Su cerebro encendió el piloto automático, y cada célula de su cuerpo se puso en alerta y pidió a gritos atención.

Sin embargo, ella no podía dejar así las cosas. Tenía que saber una cosa más.
—Lali: Peter, ¿adónde vamos desde éste punto?

Él se quedó inmóvil bajo ella y la miró a los ojos. La agarró fuertemente por las caderas, hundiendo los dedos en su carne como si la estuviera marcando. Al menos, por el momento.

—Peter: ¿Por qué tenemos que ir a algún sitio? —le preguntó él, con una voz tan baja que ella tuvo que esforzarse por oírlo sobre los latidos de su propio corazón—. ¿Por qué tiene que ser esto algo más que una noche de sexo magnífico?

Si había una parte de ella que se había sentido desilusionada, Lali la enterró. Después de todo, ella no estaba buscando ningún compromiso. No estaba buscando amor. Ya había intentado querer una vez y aquello había resultado ser un desastre de enormes proporciones.

Así que se dijo que tendría que sentirse agradecida por el hecho de que Peter fuera quien era. Su amigo. Un amigo que tenía la capacidad de hacer que le hirviera la sangre... pero un amigo, en primer lugar.

—Lali: No tiene por qué —respondió, y deliberadamente, giró las caderas, frotando el centro de su cuerpo contra él, tomándolo más profundamente en su interior. Sintió un escalofrío, y cuando pudo hablar de nuevo, dijo—: Una noche, ¿verdad? Después de ésta noche volveremos a ser como éramos antes.
Él tomó aire, y se le encendieron los ojos con fuego entre las sombras. Luego asintió.

—Peter: Seguiremos siendo amigos.

—Lali: Amigos.

Peter la observó mientras se movía sobre él y se perdió en la gloria de aquel momento. ¿Cómo demonios iba a pensar adónde iban desde allí? ¿Cómo iba a preocuparse por algo tan tonto como aquella apuesta cuando Lali estaba sobre él, haciendo movimientos lentos y sensuales?

Ella era más bella de lo que nunca habría podido imaginarse.

Al día siguiente les confesaría a sus hermanos que había perdido la apuesta. A la mañana siguiente, las cosas volverían a ser igual que antes entre Lali y él. Serían amigos, porque su amistad era algo que él no quería perder. Pero aquella noche eran distintos. Eran amantes, y él tenía la intención de disfrutar de cada minuto.

Lali se arqueó hacia atrás y gimió. Él la agarró con más fuerza por las caderas e incrementó el ritmo que había entre ellos. Una y otra vez, ella liberaba su cuerpo y volvía a atraparlo, con un efecto casi hipnótico.

La luz de la luna bailaba en su carne desnuda. Tenía la cabeza echada hacia atrás mientras cabalgaba sobre él. Peter sintió que se acercaba a su propia liberación, y supo que no podría aguantar mucho más. Apenas podía respirar. Tenía el cerebro paralizado. Sentía electricidad en el cuerpo, con una potencia que nunca había experimentado.

Y Peter sabía que quería que Lali lo acompañara cuando su cuerpo explotara. Bajó una mano hasta el punto en el que sus cuerpos estaban unidos, y le acarició aquel calor húmedo, sabiendo que la enviaría salvajemente hacia el clímax.

—Lali: Peter... —dijo ella, con la pasión y la necesidad atenazándole la garganta.
Él siguió acariciándola y observando cómo cambiaban sus rasgos con las emociones que se agitaban dentro de ella. Lali se movió cada vez más deprisa, balanceando las caderas con una cadencia atemporal que los llevó a los dos hacia la plenitud del placer.

Y cuando su cuerpo se desplomó, él la tomó en el aire y la siguió.

Continuará...
___________________________________

Holaaaaaa!!! 
perdón por la tardanza! es que estoy muy enferma tengo gripa, tos, dolor de cabeza! :(
y lo peor de todo es que tengo unas ganas terribles de comer un heladitoo... con cubierta de chocolate!  ñum!... ah si! hoy tenía clases y realmente me sentía terrible y pensé que mis comprensibles padres estarían de acuerdo conmigo en q no estaba en condiciones de moverme de cama!... PERO NO!!... QUE?? TENGO Q ESTAR MURIENDO PARA FALTAR UN DÍA!!! >:S 

Bueno ya me descargue! si quieren más
+20 firmitas y subo cap!!! 
o si quieren lo dejamos para mañana!


40 comentarios:

  1. Es lo peor estar enferma =/ ojala te mejores luego

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  2. ya quiero ver que pasara al otro dia jajajajaj

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  3. Oooo x dios q capitulo :0 wowww increíble jajajajaj no dale q subía mas :) ....espero q te mejores

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  4. MAAAAAAAAAAS MAAAAAAAAAAS

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  5. hahahah creeme que te entiendo, a mi me hacen lo mismo :S me encanto el cap! MAS NOVE!

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  6. OMG estupendo los cap
    ahi tenes a lali peter jajaja
    la sorpresita q te llevaste con
    tu amigote jajaja

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  7. maaas noveee dale qeremos hoy :)

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  8. me encantaaaa !! :) mmm ya quiero saber como sigue esta relacioon ..suubii mas

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  9. quiero mas novelita :)

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  10. Mejorate yo tambien estoy con gripe,y fui al cole y me qeria morir:l

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  11. Daleee postea otro xfa

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  12. Ahora falta qe caiga german

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  13. El cura tambien caera?

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    Respuestas
    1. jajajajajajajaja nooooo!!!
      bueno q yo sepa no creo!! :D
      me mató la pregunta sos una genia!!!

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  14. Si me tengo qedar hasta las 5 am despierta para esperar otro cap lo espero

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  15. mee encantaron los cap's la novee esta buenisimaa :DD!!

    @maaff_lazaro

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  16. Lina (@Lina_AR12)31 de julio de 2012, 0:56

    muy bueno,lali se salió con la suya,me encantó la reaccion de peter al enterarse.no es justo q camilo gane!

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  17. Peter está disfrutando el momento ,pero parece k Lali x más k quiera pensar k todo seguirá igual ,ya no siente lo mismo,se involucró demasiado para seguir siendo solo su amiga,y pienso k aPeter le está sucediendo lo mismo,aunque no lo admita d momento.

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  18. AL FIN GENTE !!!! AL FINN!!!!! YA QUIERO SABER COMO VAN A VERSE COMO AMIGOS DESPUES DE ESTO ME INTRIGA... JAJAJAJA ESTA NOVE ESTA BUENISIMA! ME RE SORPRENDIO QUE PETER TOMARA TAN BIEN LO DE PERDER LA APUESTA Y QUE ELLA LO ENGAÑARA CUALQUIEERA SE HUBIERA ENOJADO MUCHISIMO.. :) @LuciaVega14

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