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sábado, 14 de abril de 2012

Capítulo 1



Claro que tengo secretos.

Por supuesto. Como todo el mundo. Es lo más normal. Y estoy segura de que no son más numerosos que los del resto de la gente. Y no me refiero a cosas trascendentales del tipo: «El presidente tiene la intención de bombardear Japón y sólo Will Smith es capaz de salvar al mundo.» Los míos son normales y corrientes.

Por ejemplo, unos cuantos al azar:

1. Mi bolso de Prada es falso.
2. Me encanta el jerez dulce, la bebida menos elegante del mundo.
3. No tengo ni idea de lo que significan las siglas OTAN. Ni qué representan.
4. Peso cincuenta y tres kilos y no cuarenta y seis, como cree Pablo, mi novio. (Aunque he de alegar en mi defensa que cuando se lo dije había planeado ponerme a dieta. Y, la verdad, tampoco hay tanta diferencia.)
5. Siempre he pensado que Pablo se parece un poco a Ken, el de Barbie.
6. A veces, cuando estamos haciendo el amor apasionadamente, me entran ganas de echarme a reír.
7. Perdí la virginidad con Henry Nussbaum en el cuarto de invitados, mientras mis padres veían las noticias en el piso de abajo.
8. Ya me bebí el vino que me dio mi padre para que lo tuviera veinte años en la bodega.
9. Sammy, el pez de colores de mis padres, no es el mismo que el que les cuidé mientras ellos estaban en Egipto.
10. Cuando Euge, mi compañera de trabajo, me irrita de verdad (algo que ocurre casi todos los días), riego su planta con zumo de naranja.
11. Una vez tuve un extraño sueño lésbico con Cande, una de las chicas con las que comparto piso.
12. La tanga que llevo me molesta.
13. Siempre he creído que no soy como todo el mundo y que en el momento más inesperado empezaré una nueva vida, emocionante y asombrosa.
14. No tengo ni idea de qué está diciendo el tipo del traje gris.
15. Además, he olvidado cómo se llama. Y acabo de conocerlo hace diez minutos.

—Nosotros creemos en las alianzas logísticas formativas —dice el hombre de traje gris con voz monótona y nasal— tanto en línea ascendente como en descendente, sea por encima o por debajo de la paridad.
-Lali: Por supuesto —corroboro animadamente, en plan: «Es lo normal.»
¿Logística? ¿Qué querrá decir? ¡Dios mío! ¿Y si me lo pregunta? No seas tonta, Lali. No te va a soltar de repente: «¿Qué significa esa palabra?» Soy una colega, una profesional del marketing, ¿no? Se da por supuesto que sé de esas cosas. De todas formas, si vuelve a mencionarlo, cambiaré de tema o le diré que soy poslogística o algo así. Lo importante es que muestre una imagen competente y de confianza en mí misma, Puedo hacerlo. Es mi gran oportunidad y no voy a arruinarla.

Estoy sentada en un despacho de la sede de Glen Oil en Glasgow, y al mirar mi reflejo en el cristal de la ventana me doy cuenta de que tengo aspecto de superejecutiva. Me alise el pelo; llevo unos pendientes discretos, como los que recomiendan en los artículos tipo «Cómo conseguir trabajo»; y me he puesto mi flamante traje nuevo de Jigsaw. (Bueno, está prácticamente nuevo. Lo encontré en una tienda de ropa de segunda mano a beneficio de la lucha contra el cáncer y le cosí el botón que le faltaba. Nadie diría que lo compré allí.)

He venido en representación de Panther Corporation, empresa en la que trabajo. La reunión es para cerrar un acuerdo promocional entre nuestra nueva bebida tonificante con sabor a grosella y Glen Oil, y he acudido en avión desde Londres con ese único propósito. (¡Con todos los gastos pagados!)

Nadá más llegar, el personal de Marketing se ha puesto a presumir de quién ha viajado más, quién ha conseguido más puntos o ha volado por la noche a Washington. Creo que me he marcado unos cuantos faroles muy convincentes (excepto cuando he soltado que fui en Concorde a Ottawa y resulta que ese vuelo no existe). Aunque, la verdad, es la primera vez que hago un viaje de negocios.
Bueno, seamos sinceros: es el primer negocio que hago, y punto. Llevo once meses en la empresa como auxiliar de marketing y, hasta la fecha, lo único que me han dejado hacer es pasar notas a limpio, organizar reuniones para otra gente, pedir bocadillos y recoger la ropa de mi jefe en la tintorería. Esto es algo así como mi gran oportunidad y abrigo la esperanza de que, si la manejo bien, me asciendan. El anuncio decía: «Posibilidades de ascenso en un año», y el lunes tengo la evaluación anual con mi jefe, Paul. He buscado la palabra «evaluación» en la guía informativa de los empleados y pone que es «la ocasión ideal para tratar la posibilidad de pasar a una categoría superior».

¡Subir en el escalafón! La sola idea aviva en mí un viejo y familiar anhelo: demostrar a mi padre que no soy un absoluto desastre, y a mi madre, y a Paula. Si pudiera llegar un día a casa y decir como si tal cosa: «Por cierto, me han ascendido, ahora soy ejecutiva de marketing»...
Lali Espósito, ejecutiva de marketing.
Lali Espósito, vicepresidenta adjunta (Marketing).

Sólo necesito que hoy todo salga bien. Paul me dijo que el trato estaba cerrado y que mi único cometido era asentir y estrechar manos; que incluso yo sería capaz de hacerlo. Y hasta el momento, creo que todo va de maravilla. Esta bien, no entiendo el noventa por ciento de lo que dicen, pero tampoco sabía mucho cuando me presenté al examen oral de Francés del último curso del instituto, y saqué notable.
—... cambio de nombre de marca..., análisis..., rentable...
El tipo del traje gris sigue con su perorata sobre unas cosas y otras. Con el mayor sigilo del que soy capaz, estiro la mano y vuelvo lentamente su tarjeta hacia mí, para poder leerla.

Doug Hamilton. Okey. Me acordaré. Doug, dúo. Es fácil. Sólo tengo que imaginar dos intérpretes de ópera y chicas con vestidos vaporosos. Lo que no guarda ninguna relación... y, además...

Mejor me lo apunto.

Anoto «Cambio de nombre de marca» y «Doug Hamilton» en mi libreta y me revuelvo en la silla. ¡Dios, qué incómodas son estas bragas! Es decir, las tangas nunca me han parecido muy cómodas, pero éste es un auténtico incordio. Aunque supongo que se debe a que es dos tallas menor de lo que debería.

Me imagino que cuando Pablo me lo compró le diría a la dependienta que peso cuarenta y seis kilos, y ella supondría que uso la talla treinta y ocho. ¡Qué más quisiera yo! (Estoy convencida de que la chica lo hizo adrede; seguro que sabía que era mentira.) Así que al intercambiar regalos en Nochebuena, me encontré una preciosa tanga de seda de color rosa pálido, de la talla treinta y ocho. Y ahora tengo dos opciones:
A: digo la verdad. «Es algo pequeño. Más bien tiro hacia la talla cuarenta y dos y, por cierto, en realidad no peso cuarenta y seis kilos.»
B: metérmelo con calzador.

Lo cierto es que no me costó mucho y casi no se notan las marcas rojas que deja. También tuve que cortar todas las etiquetas de mi ropa para que Pablo no me descubriera. No es necesario aclarar que desde entonces apenas me he puesto este tipo de ropa interior tan peculiar. Pero de vez en cuando lo veo en el cajón, bonito y caro, y pienso: «Vamos, seguro que no aprieta tanto», y me lo encajo como puedo. Es lo que he hecho esta mañana. Como no me hacía daño, hasta he creído que había perdido peso.
Ilusa.
-Doug: Por desgracia, desde el cambio de nombre de la marca..., hemos reconsiderado... Pensamos que es necesario tener en cuenta sinergias alternativas...
Hasta el momento me he limitado a quedarme callada y asentir, convencida de que la historia de la reunión de negocios era de lo más fácil. Pero ante las palabras de Doug Hamilton mi subconsciente reacciona. ¿De qué está hablando?
-Doug: ... dos productos divergentes... lo que resulta incompatible...
¿A qué se referirá con lo de la incompatibilidad? ¿Y con lo de reconsiderar? Se me enciende una luz roja. Puede que no sea sólo palabrería. A lo mejor se trata de algo serio. Rápido Lali, ¡presta atención!
-Doug: Nuestra evaluación de la sinérgica y funcional asociación que Panther y Glen Oil han disfrutado en el pasado no puede ser más positiva —continúa Doug Hamilton— pero estará de acuerdo en que, evidentemente, llevamos caminos opuestos.
¿Caminos opuestos?
¿De eso ha estado hablando todo el tiempo?
Siento un espasmo en el estómago.
No puede estar...
¿Intenta romper el trato?

-Lali: Perdone, Doug —lo interrumpo con la voz más relajada que soy capaz de articular— He estado escuchando con atención todo lo que ha dicho —aseguro con sonrisa amistosa, tipo: «Esto es una reunión de profesionales»— Pero si pudiera..., esto... hacer un resumen de la situación para que nos enteremos todos...
«Pero clarito», suplico sin que me oiga.
Doug Hamilton y el resto de los ejecutivos intercambian miradas.
-Doug: Estamos ligeramente descontentos con sus valores de marca.
-Lali: ¿Mis valores? —pregunto asustada.
-Doug: Los del producto —me aclara, mirándome de forma extraña— Tal como he explicado, en la actualidad estamos inmersos en un proceso de cambio de imagen y creemos que la nueva ha de ser la de una gasolina con conciencia ecológica, tal como demuestra el narciso de nuestro logotipo. Y opinamos que la de Panther Prime, que se centra en el deporte y la competición, es demasiado agresiva.
-Lali: ¿Qué?—exclamo desconcertada— Pero... si es una bebida de frutas.
Esto no tiene ni pies ni cabeza. Glen Oil es una gasolina que produce humos y contamina el planeta. Panther Prime es un refresco con sabor a grosella. ¿Cómo va a ser demasiado agresivo?
-Doug: Los valores que promueve —afirma indicando los folletos que hay encima de la mesa— pujanza, elitismo, virilidad... El propio eslogan, «Que nada te detenga», la verdad, suena un poco anticuado. No nos parece viable una iniciativa conjunta.

No. Esto no puede estar sucediendo. No puede estar dando marcha atrás. Todo el mundo pensará que ha sido por mi culpa, que lo arruiné y que soy una inepta.

El corazón me late con fuerza y estoy acalorada. No debo dejar que algo así ocurra. Pero ¿qué digo? No he preparado nada. Paul me aseguró que todo estaba arreglado y que yo sólo tendría que estrecharles la mano.

-Doug: Por supuesto, lo discutiremos antes de tomar una decisión —concluye él con una leve sonrisa— Y como le decía, nos gustaría seguir en contacto con Panther Corporation, así que, en cualquier caso, esta reunión ha valido la pena.
¡Está echando hacia atrás la silla! No puedo permitir que se me escape esta oportunidad. Debo convencerlos. He de cancelar el trato. Cerrar el trato, quiero decir.
-Lali: ¡Espere! —exclamo— Espere... un momento. Me gustaría comentarle algo.
¿De qué voy? Si no tengo nada que comentar. Cojo una lata de Panther Prime que hay en la mesa, para inspirarme. En un intento por ganar tiempo, me levanto, me dirijo al centro de la sala y alzo nuestro producto para que todo el mundo lo vea
-Lali: Panther Prime es... una bebida para deportistas!!
Me callo y me contestan con un amable silencio. Me arde la cara.
Lali: Es..., esto..., es muy...
¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo?
Vamos, Lali, piensa. Piensa en Panther Prime..., Panther Cola..., piensa... ¡Claro!
Muy bien, voy a empezar otra vez.
-Lali: Desde el lanzamiento de Panther Cola a finales de los ochenta, las bebidas de nuestra empresa han sido sinónimo de energía, entusiasmo y excelencia —digo con desenvoltura.
Gracias a Dios, es parte de la propaganda. La he copiado tantos millones de veces que me la sé de memoria.
-Lali: Los productos Panther son un fenómeno de marketing —continúo— Su perfil es uno de los más conocidos en todo el mundo e incluso los diccionarios han incorporado su eslogan: «Que nada te detenga.» Hoy estamos aquí para ofrecerle a Glen Oil una oportunidad única para que se una a una marca mundial de calidad reconocida.
Envalentonada, comienzo a andar por la habitación gesticulando.
-Lali: Cuando un consumidor compra un refresco Panther está diciendo que no se conforma con menos —aseguro dándole un brusco golpe a la lata— Espera lo máximo de su bebida tonificante, de su gasolina, de sí mismo.
¡Estoy que me salgo! ¡Es fantástico! Si Paul me viera en este momento, me ascendería ipso facto.
Me acerco a la mesa y miro a Doug Hamilton.
-Lali: Cuando un cliente abre esta lata, su elección le dice al mundo entero quién es él. Le estoy pidiendo a Glen Oil que haga lo mismo.

Al acabar dejo el bote con firmeza en medio de la mesa, agarro la anilla y, con sonrisa confiada, tiro de ella.
Entonces, el volcán entra en erupción. La bebida gaseosa con sabor a grosella sale despedida con toda su fuerza, aterriza en la mesa, empapa los papeles y carpetas con un líquido rojo chillón y, ¡oh, no!, ¡por favor, no!, pone perdida la camisa de Doug Hamilton.
-Lali: ¡Mierda!, quiero decir, lo siento mucho.
-Doug: ¡Santo cielo! —exclama él enfadado, levantándose y sacando un pañuelo del bolsillo— ¿Esta cosa deja mancha?
-Lali: Esto... No lo sé —contesto cogiendo el envase con gesto de impotencia.
—Traeré un trapo —dice uno de los presentes.
La puerta se cierra tras él y nos quedamos en silencio, interrumpido sólo por el sonido de las gotas que caen al suelo.

Miro a Doug Hamilton con la cara roja y la sangre agolpada en mis sienes.
-Lali: Por favor, no se lo diga a mi jefe —suplico tras aclarar mi enronquecida voz.

Al final, lo arruiné todo.

Continuará…

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Espero que les guste el primer cap!!!
jaja pobre Lali le pasa de todo el la nove!! 
y esperen un poquito que ya aparece Peter ;) 

Hablando de Posdata, te amo. La subiré como bonus les parece?? gracias a Y@yoo.. que me dió la idea!!!  ^-^

Si quieren les subo el segundo cap.... ??? 

27 comentarios:

  1. Ja ja, una capa lali, ni bola a lo q decía!! Me siento muy identificada en dos cosas no prestar atención cuna me hablan y arruinar todo por torpe!!!

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  2. Me encanto! siii Sube segundo Cap!
    Y genial la idea del bonus con PD: Te amo!
    besos, socia!
    jajajaj
    @vagomi

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  3. Pobre Lali!Pero no todo puede ser tan malo,ya vendrán tiempos mejores .
    Me parece buena idea lo de la otra nove!

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  4. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  5. jaja Que torpe es esta Lali! y Peter?
    Mas Novee!!
    Un beso!
    @sarapinyana

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  6. Hola!! La verdad es que como decis esta nove es muy dieferente a las q estamos acostumbradas a leer. Me gusta muucho. Esperamos el sig cap!

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  7. oooo jajaja si no se le pudo ocurrir mejor cosa que abrirla jaja pero bueno eso hassta el momento no me a pasado soy cuidadosa con la coca :P

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  8. ¿Logística? que es eso?
    :)

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  9. Me gustó muucho, jajaj pobre Lali!
    Mas noveee

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  10. SIIIIIII,al segundo cap.

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  11. Lali es un poquitin ,digamos ,despistada ,le pasa d todo.

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  12. Ajajaja que risa!! Me gusto mucho el primer capitulo!
    Espero el proximo!
    Fresy07

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  13. JAJAJAJA!! QUE BUENA LA NOVELA!! ME DIVERTI MUCHO CON EL PRIMER CAPITULO! CON LO BIEN QUE IBA ELLA HABLANDO DE LA BEBIDA, SE LE VINO TODO A PERDER! JAJAJAJA! PORFA SUBE MAS!!

    Y CON RESPECTO A P.D. TE AMO YO VI LA PELICULA (QUE LLORE HASTA CUANDO SALIAN LAS LETRAS DEL FINAL) Y ME ENCANTARIA LEERLA, SI NO ES COMO BONUS, DIA A DIA POR AQUI. INCLUSO YO PREFERIRIA POR AQUI PORQUE ASI VOY LEYENDOLA POCO A POCO, YA QUE ESTOY CON LA FACULTAD A FULL.

    UN BESO

    FATY****

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  14. Si! Ya quiero el segundo cap! Que loca es Lali! Es como los hombres imperfectos de las peliculas de comedia romantica

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  15. hayy pobree q situacionn yo hubiera muerto jaja!

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  16. Buenisimooooooooooo El Capitulo Me encantaron los secretos de lali :)

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  17. jajajaja Pobre lali , ME ENCANTOOOOOO *_*

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  18. Me encanto la nove, pero lali que preste atencion o va a seguir siendo la torpe.

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  19. jajajajaja me mato lo de la tanga :P uuu pobre Lali :S buenisima la nove!!!!!

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