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jueves, 26 de abril de 2012

Capítulo 15



Vale, no se lo digas a nadie. No lo cuentes.

Que nadie sepa que anoche tuviste una cita con Peter Lanzani. No es que haya planeado proclamarlo, pero por la mañana tengo la impresión de que se me va a escapar por equivocación. O a lo mejor alguien lo adivina. Seguro que se me nota en la cara, en la ropa, en la forma en que camino. Estoy convencida de que todo lo que hago dice a gritos: «Eh, ¿sabes lo que hice anoche?»      

-Caroline: Hola, ¿qué tal? —pregunta mientras me sirvo un café.
-Lali: Bien, gracias. Ayer pasé una velada muy tranquila con mi compañera de piso. Vimos tres películas de vídeo: Pretty Woman, Notting Hill y Cuatro bodas y un funeral.
-Caroline: Ah, estupendo —dice extrañada.
Joder, estoy perdiendo los papeles. Todo el mundo sabe que así se atrapa a los criminales. Dan demasiados detalles, hasta que meten la pata.
Muy bien, se acabó el chismorreo. Me limitaré a contestar con una sola palabra.
-Euge: Hola—me saluda cuando me siento frente a mi mesa.
-Lali: Hola —respondo, controlándome para no añadir nada más. Ni siquiera qué tipo de pizza pedimos Cande y yo, aunque me haya preparado toda una historia sobre que el establecimiento entendió que queríamos pimiento verde en vez de pepperoni, ja, ja, qué fallo.
Se supone que hoy tengo que archivar unos documentos, pero en vez de eso saco un papel y empiezo a confeccionar una lista de los posibles sitios a los que llevar a Peter esta noche.
1. Pub. No. Demasiado aburrido.
2. Cine. No. Mucho rato sentados sin hablar.
3. Patinaje sobre hielo. No sé por qué lo he apuntado, no tengo ni idea de patinar. Pero salía en Splash.
4. No puede ser, me he quedado sin ideas. Atónita, contemplo la hoja mientras presto atención a medias a la ociosa conversación que se está manteniendo cerca de mí.
—... trabajando en un proyecto secreto, ¿o es sólo un rumor?
—... empresa en una nueva dirección, al parecer, pero nadie sabe a ciencia cierta qué...
—¿Quién es el tal Nicolás? Es decir, ¿qué cargo ocupa?
—Está con Peter, ¿no? —contesta Amy; trabaja en Finanzas, pero le gusta Nick y siempre encuentra alguna excusa para venir a nuestra oficina— Es su amante.
-Lali: ¿Qué? —exclamo incorporándome y rompiendo la punta del lápiz. Por suerte, todo el mundo está demasiado ocupado cotilleando para advertirlo.
¿Es gay?
Por eso no me dio un beso de despedida. Sólo quiere que seamos amigos. Me presentará a Nicolás y tendré que fingir que no pasa nada, que lo sabía.
-Caroline: ¿Es homosexual? —pregunta estupefacta.
-Amy: Me imagino. Todos los hombres más atractivos lo son —contesta encogiéndose de hombros.
-Caroline: No tanto —replica arrugando la nariz— No va muy arreglado.
-Lali: A mí no me lo parece —intervengo con un tono despreocupado y algo indiferente.
-Euge: No lo es —asegura con firmeza uniéndose a la charla— Hace tiempo leí en Newsweek que estaba saliendo con la presidenta de Origin Software y que antes había estado con una modelo.
Me quedo más tranquila.
Lo sabía. No podía ser gay.
La verdad, ¿no tienen nada mejor que hacer que dedicarse a absurdas y estúpidas especulaciones sobre alguien a quien ni siquiera conocen?
-Amy: ¿Sale con alguien ahora?
-Euge: Quién sabe.
-Caroline: Es muy sexy, ¿no creen? —dice con una sonrisa maliciosa— A mí no me importaría salir con él.
-Nick: Sí, claro. A ti lo que no te importaría es disfrutar de su jet privado —interviene.
-Euge: Por lo visto no ha estado con nadie desde que murió Agustín Sierra —nos informa secamente— Así que no creo que tengas muchas oportunidades.
-Nick: Mala suerte, Caroline —la compadece riéndose.
Me siento muy incómoda. Quizá debería abandonar la sala hasta que acaben de cotorrear, pero, claro, a lo mejor resulta sospechoso.

Por un momento me imagino lo que pasaría si les dijera: «Anoche estuve cenando con Peter Lanzani.» Me mirarían mudos de asombro, tal vez alguien lanzara un gritito ahogado y... ¿A quién pretendo engañar? No me creerían. Dirían que estoy delirando.
-Caroline: Hola, Pablo.
La voz de Caroline me saca de mis pensamientos. ¿Qué? Mi cabeza da una sacudida involuntaria. Ahí está, sin previo aviso, acercándose a mi mesa con rostro fúnebre. ¿Qué hace aquí? ¿Se habrá enterado de lo mío con Peter? El corazón empieza a latirme con fuerza y, muy nerviosa, me echo el pelo hacia atrás. He visto a Pablo un par de veces por el edificio, pero desde que rompimos es la primera vez que estamos cara a cara.
-Pablo: Hola —saluda.
-Lali: Hola —contesto algo violenta, y nos quedamos callados.
De repente me fijo en que mi inacabada lista de sitios para una cita está encima de la mesa. Oh oh!!. La cojo con el máximo disimulo, la arrugo y la tiro a la basura.

Los cotilleos sobre Nicolás y Peter han cesado y sé que todo el personal de la oficina está escuchando, aunque finja ocuparse de otras cosas. Es como si estuviéramos en un culebrón de la empresa o algo así. Sé qué personaje represento. Soy la despiadada bruja que ha plantado sin razón alguna a su encantador y decente novio.

¡Dios mío! El problema es que me siento culpable. Cada vez que lo veo o pienso en él, noto una opresión en el pecho. ¿Es necesario que tenga esa expresión de dignidad lastimada? Una especie de: «Me has herido mortalmente, pero soy tan buena persona que te perdono.» De repente, siento que la culpabilidad se desvanece y que la reemplaza el enfado.
-Pablo: Sólo he venido para decirte que estamos apuntados en uno de los turnos de la caseta de Pimm's el Día de la Familia. Cuando di nuestros nombres no sabía que... —Enmudece y parece más atormentado todavía— No me importa hacerlo solo. Si prefieres...
No seré yo quien diga que no soporta estar a su lado media hora.
-Lali: No, no hay problema.
-Pablo: Muy bien.
-Lali: Estupendo.
Se produce otro incómodo silencio.
-Lali: Por cierto, he encontrado tu camiseta azul —digo encogiéndome de hombros— Ya te la traeré.
-Pablo: Gracias, creo que yo también tengo alguna cosa tuya.
-Nick: ¡Eh! —exclama, aproximándose con ojos perversos y brillantes y gesto de: «Vamos a meter cizaña»— Anoche te vi con alguien.
El corazón me da un vuelco. Joder, joder, jod... No me está mirando a mí, sino a Pablo. ¿Con quién narices estaba?
-Pablo: No era más que una amiga —contesta muy tenso.
-Nick: ¿Seguro? A mí me pareció que estaban muy acaramelados.
-Pablo: ¡Cierra el pico, Nick! —exclama, afligido— Es demasiado pronto para pensar en... pasar a otra cosa. ¿Verdad, Lali?
-Lali: Esto..., sí. Sin duda —digo tras tragar saliva varias veces. ¡Santo cielo!

Pero no voy a preocuparme por Pablo. Tengo una cita muy importante que organizar y, gracias a Dios, al acabar la jornada he encontrado el sitio perfecto. De hecho, me sorprende que no se me haya ocurrido antes. Sólo hay un pequeño inconveniente, pero lo solucionaré enseguida.

Sólo me cuesta una media hora convencer a Cande de que cuando le dijeron que la llave no podía dejarse bajo ninguna circunstancia a nadie que no fuera miembro, no hablaban en serio. Finalmente busca en su bolso y me la entrega, aunque algo preocupada.
-Cande: No la pierdas.
-Lali: Tranquila. Gracias, Can. —Le doy un abrazo— Yo haré lo mismo por ti cuando pertenezca a algún club exclusivo.
-Cande: Te acuerdas de la contraseña, ¿verdad?
-Lali: Sí, Alexander.
-Belén: : ¿Adónde vas? —pregunta metiéndose en mi habitación, arreglada para salir. Me mira con ojo crítico— Bonito top, ¿de dónde es?
-Lali: De Oxfam, es decir, de Whistles.
Esta noche no pienso ni intentar cogerle algo. Llevaré mi ropa y si a Peter no le gusta, que se aguante.
-Belén: Quería preguntarles si ayer entraron en mi cuarto —dice entrecerrando los ojos.
-Cande: No —contesta con candor— ¿Te dio esa impresión?
Belén estuvo fuera hasta las tres y cuando volvió todo estaba en su sitio. Fuimos de lo más cuidadosas.
-Belén: No —admite muy a su pesar— No había nada revuelto, pero me pareció que alguien había estado allí.
-Cande: ¿Dejaste la ventana abierta? He leído en un artículo que alguna gente envía monos a las casas para robar —continúa.
-Belén: ¿Monos?
-Cande: Por lo visto, los ladrones los amaestran.
Ella nos mira perpleja y yo me mantengo seria a duras penas.
-Lali: Bueno —intervengo rápidamente para cambiar de tema— He de decirte que estabas equivocada con Peter. Esta noche también he quedado con él. Al final no fue una cita desastrosa. No es necesario que le cuente el pequeño incidente de la bronca, que salí enfadada del restaurante y que él fue a buscarme a la parada del autobús.
-Belén: De eso nada. Espera y verás. Presiento una gran catástrofe.

Cuando Belén se gira para marcharse, le hago una mueca y empiezo a ponerme el rímel.
-Lali: ¿Qué hora es? —le pregunto a Cande con el entrecejo fruncido porque me estoy llenando las pestañas de grumos.
-Cande: Las ocho menos diez. ¿Cómo vais a ir?
-Lali: En taxi.
Suena el timbre y miramos en dirección a la puerta.
-Cande; Es pronto. Qué raro —comenta ella.
-Lali: No puede ser Peter.
Vamos corriendo al cuarto de estar y Cande se acerca a la ventana.
-Cande: ¡Madre mía! ¡Es Pablo! —exclama al asomarse.
-Lali: ¿Qué? —chillo horrorizada— ¿Qué hace aquí?
-Cande: Lleva una caja con cosas. ¿Lo dejo entrar?
-Lali: No, simularemos que no estamos.
-Cande: Demasiado tarde, me ha visto.
El timbre vuelve a sonar y nos miramos con gesto de impotencia.
-Lali: Vale, ya voy yo —digo finalmente. Mierda, mierda, mierda.
Bajo las escaleras corriendo y abro jadeando. Pablo tiene la misma expresión de mártir que en la oficina.
-Pablo: Hola. Toma, son las cosas que he encontrado. A lo mejor las necesitas.
-Lali: Gracias —digo cogiendo la caja, que contiene un frasco de champú L'Oréal y un jersey que no había visto en mi vida— Yo todavía no he ordenado las tuyas, te las llevo al trabajo, ¿vale?
Dejo el paquete en un escalón y me doy la vuelta antes de que crea que lo estoy invitando a entrar.
-Lali: Gracias otra vez. Has sido muy amable al pasar por aquí.
-Pablo: De nada. Lali, he pensado que podríamos aprovechar la ocasión para hablar... tomando una copa o incluso cenando.
-Lali: Me encantaría, pero, para ser sincera, no es el mejor momento.
-Pablo: ¿Vas a salir? —pregunta alterado.
-Lali: Esto, sí, con Cande. —Consulto el reloj de reojo. Son las ocho menos seis— Bueno, nos vemos pronto, en la oficina.
-Pablo: ¿Por qué estás tan nerviosa? —pregunta observándome.
-Lali: No lo estoy—contesto, y me apoyo con despreocupación en el quicio de la puerta.
-Pablo: ¿Pasa algo? —Se le entrecierran los ojos, llenos de sospecha, y mira detrás de mí, hacia el vestíbulo.
-Lali: Pablo, no ocurre nada —digo poniéndole una mano tranquilizadora en el brazo—. Estás imaginando cosas.
Entonces aparece Cande.
-Cande: Lali, tienes una llamada urgente —dice con poca naturalidad— Sera mejor que subas enseguida. Ah, hola, Pablo.
Por desgracia es la peor mentirosa del mundo.
-Pablo: Están intentando deshaceros de mí—asegura él mirándonos por turnos.
-Cande: Claro que no —replica, que se ha puesto roja como un tomate.
-Pablo: Un momento —dice tras fijarse en mi conjunto— ¿Tenés una cita?
Mi mente trabaja a toda prisa. Si lo niego, acabaremos discutiendo; pero si lo admito, a lo mejor se va despechado.
-Lali: Sí.
Hay un profundo silencio.
-Pablo: No puedo creerlo —murmura sacudiendo la cabeza; para mi consternación, se sienta en el murete del jardín, aturdido. Miro el reloj. Sólo faltan tres minutos. Rayos.
-Lali: Pablo...
-Pablo: Me dijiste que no había otro hombre. Lo juraste.
-Lali: Y era cierto. Pero ahora... Y llegará pronto. Es mejor que no te metas en esto. —Lo cojo por el brazo y trato de levantarlo, pero pesa unos ochenta kilos— Por favor, no lo hagas más doloroso.
-Pablo: Supongo que tienes razón. Me iré —anuncia poniéndose de pie.

Va hacia la verja encorvado por la derrota, y me invade una sensación de culpabilidad mezclada con un apremiante deseo de que se apresure. Entonces, para mi horror, se gira.
-Pablo: ¿Quién es?
-Lali: No lo conoces —digo cruzando los dedos con disimulo—. Mira, quedaremos un día a comer o algo así y hablaremos con calma, te lo prometo.
-Pablo: Vale —acepta, más herido que nunca—. Muy bien, he captado el mensaje.
Incapaz de respirar, lo observo mientras cierra la puerta y empieza a caminar lentamente por la acera. Sigue, sigue, no te pares. Cuando por fin dobla la esquina, el coche plateado de Peter aparece por el otro extremo de la calle.
-Cande: ¡Dios mío! —exclama al verlo.
-Lali: No puedo más —resoplo dejándome caer en el muro de piedra. Estoy temblando, creo que necesito un trago y sólo llevo rímel en una pestaña.

El coche aparca frente a nosotras y sale el mismo chófer uniformado de siempre. Abre la puerta trasera y baja Peter.
-Peter: Hola —saluda él, sorprendido al verme fuera— ¿Llego tarde?
-Lali: No, simplemente estaba aquí sentada. Ya sabes, contemplando el paisaje —comento señalando la calle, y entonces veo a un hombre de enorme barriga que está cambiando la rueda de su caravana— De todas formas, todavía no estoy lista. ¿Quieres subir un momento? —propongo levantándome con rapidez.
-Peter: Sí, claro. Me parece estupendo.
-Lali: Y dile al chófer que se vaya. Se supone que no lo necesitas.
-Peter: Y se supone que tú no deberías estar en la calle y verme llegar con él —replica sonriendo, se dirige al chofer y le dice— Eso es todo por hoy. A partir de ahora estoy en manos de esta señorita.
-Lali: Ésta es Cande, mi compañera de piso. Cande, éste es Peter.
-Cande: Hola —saluda ella con una tímida sonrisa.
Al subir las escaleras me doy cuenta de lo estrechas que son, de que la pintura color crema de las paredes se está desconchando y de que la alfombra huele a col. Seguro que Peter vive en una mansión inmensa con escalinata de mármol.
¿Y qué? No todos podemos tener una.
Apuesto a que es horrible, fría, y a que la gente hace mucho ruido al subir y bajar. No me extrañaría nada que fuese resbaladiza y que se rayara con facilidad.
-Cande: Lali, si querés acabar de arreglarte, le serviré una copa a Peter mientras tanto —se ofrece con una sonrisa que significa: «Es un caño»
-Lali: Gracias —contesto con expresión de: «¿Verdad?»
Voy corriendo a mi cuarto y me dedico a pintarme la otra pestaña.

Un momento después llaman a la puerta.
-Lali: Hola —digo esperando encontrarme con Cande, pero es Peter, que me alarga una copa de jerez dulce— Gracias, un trago no me vendrá mal.
-Peter: No debería entrar —se excusa él educadamente.
-Lali: No pasa nada. Siéntate.
Le indico la cama, pero está llena de ropa, y en el taburete de mi tocador hay una pila de revistas. Mierda, tendría que haber limpiado un poco todo esto.
-Peter: Me quedaré de pie —dice sonriendo, y toma un sorbo de lo que parece whisky mientras mira a su alrededor fascinado—. Así que ésta es tu habitación, tu mundo.
-Lali: Sí —contesto sonrojándome mientras abro el lápiz de labios— Está un poco revuelta.
-Peter: Es muy bonita, muy íntima.
Noto que se fija en los zapatos amontonados en un rincón, en el móvil de peces suspendido de la lámpara, en el espejo lleno de collares y en mi nueva falda colgada en la puerta del ropero.
-Peter: Ayuda contra el cáncer —dice sorprendido leyendo la etiqueta—. ¿Qué significa?
-Lali: Es de una tienda de segunda mano —contesto en actitud desafiante.
-Peter: ¡Ah! —exclama con mucho tacto. Pasea la vista por mi cama, cubierta con una colcha de Barbie— Bonita colcha.
-Lali: Es una muestra de ironía —me defiendo enseguida. Qué vergüenza, debería haberla cambiado.
Él contempla incrédulo el cajón abierto de mi tocador, repleto de artículos de cosmética.
-Peter: ¿Cuántos pintalabios tienes?
-Lali: Unos cuantos —respondo cerrándolo apresuradamente.
Puede que no haya sido muy buena idea dejar que entre. Ha cogido mis vitaminas Perfectil y las está examinando. ¿Qué les verá? Y ahora ha descubierto el cinturón de ganchillo de Rochi.
-Peter: ¿Qué es esto? ¿Una serpiente?
-Lali: Es un cinturón —le aclaro frunciendo la cara mientras me pongo un pendiente— Es horrible, no soporto las cosas de ganchillo. ¿Dónde estará el otro pendiente?
Ah, ya lo veo. ¿Qué hace ahora Peter?
Está observando la tabla de ejercicios que puse en la pared en enero, después de haberme pasado todas las Navidades comiendo chocolatinas.
-Peter: Lunes —lee en voz alta— Siete de la mañana: carrera alrededor de la manzana y cuarenta abdominales. Mediodía: clase de yoga. Tarde: método Pilates y sesenta abdominales... Impresionante. ¿Haces todo esto?
-Lali: Bueno, no consigo seguir... Es decir, era un plan muy ambicioso. Ya sabes, esto... Vámonos —concluyo rociándome con perfume.

Tengo que sacarlo de aquí antes de que vea un támpax y me pregunte qué es. ¿Por qué está tan interesado en todo?

Continuará...

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En la noche les dejo más! :D

18 comentarios:

  1. Pobre lali esa situacion con pablo no debe ser nada comoda ni agradable ... Por otro lado la curiosidad de peter me da tanta risa jaja el pobre quiere saber todo y eso a lali la irrita un poco jajaja

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  2. Pobre pablo... :/ pero muy graciosos lali y peter! Jaja

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  3. jajaj no sabes lo que me encanta esta nove y todas las que hay publicado te quiero espero massssssssss

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  4. ME ENCANTA TU NOVE, ENCIMA AYER NO PUEDE LEER Y LOS LEI TODOS JUNTOS EN MENOS DE 30 MINUTOS AHORA NECESITO MAS TU NOVE ES UNA ADICCIÓN

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  5. Peter vio su colcha de Barbie jajajj

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  6. Jajajajajaja me mata la curiosidad de Peter!
    Ya pablo se lo esta haciendo mas dificil y dudo de que el este tan solo como dice....

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  7. Me encantó! Qué curioso es Peteer jajaja y Pablo me da pena, si supiera que es Peter el que sale con Lali...
    Me gusta el coso de "Sorry, I only date boys named Peter Lanzani" jajaja qué geniaaa!

    mas nove :)
    @jeissymori

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  8. jajaj me encnataaaa
    definitivamente esta nove vale mi tiempo de estudio XD jaja
    masss noveeee

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  9. Me encanta amo esta nove.... sos geniales los personajes...
    Espero q subas mas, mas tarde....
    Besos q estes bien...!!!! :)

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  10. pobre de lali primero que vea a pablo en trabajo y lo de la cita y ahoras que el vaya y casi la descubra no, pobre y ahora peter checa sus cosas :/

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  11. jajajajaj em encanto el cap! Lo maximo!
    Besos
    @vagomi

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  12. Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove

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  16. K curioso Peter ,no pierde detalle d la habitacion.

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  17. JAJAJAJAJA yo te juro qe me muero de verguenza :$ buenisimo el cap!!!! ya quiero ver como resulta esta cita ♥

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